Génesis y enigmas del Principito

Lunes 29 de mayo de 2017
La anécdota tiene 74 años: en la primavera de 1943, Antoine de Saint-Exupéry se presentó en el departamento de Park Avenue de su amante, Silvia Hamilton. Se iba de Nueva York y se despedía de ella. "Me voy. Me gustaría tener algo maravilloso que darte, pero esto es todo lo que tengo", dijo, y le dejó sobre la mesa una bolsa arrugada de papel. Adentro estaban el manuscrito y los dibujos originales de El principito. La novela, en parte, había sido escrito en esa casa y con la inspiración de sus habitantes: a Silvia se le adjudican algunas frases del entrañable Zorro; su perro habría sido el modelo vivo para los dibujos del Cordero; así, el pequeño Stephen, hijo de Silvia, fue el primer niño que tuvo El principito en sus manos.
Días después la editorial Reynal & Hitchcock lo publicó en inglés y en francés. Gallimard la publicaría tardíamente en Francia en 1946: Saint-Exupéry (1900/1944) falleció sin haberlo visto.
En 1968 Silvia vendió el manuscrito a la biblioteca Pierpont Morgan, aunque se guardó un dibujo para ella: el borrador de una de las escenas más tristes, cuando el protagonista contempla 44 veces seguidas la puesta de sol moviendo la silla en su pequeño planeta solitario.

Paisajes y cigarrillos
Saint-Exupéry había llegado a Nueva York desde Lisboa en 1940 huyendo de la invasión nazi de Francia; planeaba quedarse un par de semanas que se transformaron en dos años, difíciles y fructíferos. Recibió clases de inglés y buscó refugio anímico entre la comunidad francesa. Por entonces estaba casado con la argentina (mitad mujer, mitad musa) la caprichosa Consuelo que lo atormentaba con sus escapadas nocturnas. Escribió El principito gracias a los ánimos de dos entusiastas protectoras, Elizabeth Reynal y Peggy Hitchcock, casadas con los futuros editores del libro.
Durante años Saint Exupery había garabateado una figura en los márgenes de sus libros y sus cartas: un niño que se parecía a él. Elizabeth Reynal lo vió y le sugirió convertirlo en el héroe de un libro infantil. Alentado por ella y por su marido, Saint-Exupéry compró un cuaderno de papel cebolla y unas acuarelas en la 8ª Avenida y se puso a trabajar en su nueva historia por toda la ciudad. Escribió en el rascacielos de Central Park, en una mansión en Long Island, en el estudio de un amigo en la calle 52, y en el apartamento de Silvia. Trabajaba sin parar. Llamaba de madrugada a amigos en París para leerles los últimos párrafos; escribía fumando y revisaba rodeado de pilas de papeles, con una taza de café al lado. Se han conservado las manchas de café en los originales y un dibujo con quemadura de cigarrillo...

Enigmas
... y un boceto arrugado, rescatado de la basura cuando Saint Exupery lo había desechado. El hecho de que fuera tirado y luego recuperado sugiere que había otros misterios sin revelar: ¿Cuántas páginas fueron, como aquella, tiradas y no recuperadas? Algunos pasajes que el escritor cambió eran referencias a Nueva York. "Si construyeras un edificio enorme de 50 pisos (como el Rockefeller Center) que cubriera todo Manhattan, y si toda la humanidad estuviera en él... ¡podrías albergar a todo el mundo en Manhattan!", escribió. En otra versión inédita, imaginó a las 2.000 millones de personas de la población mundial de entonces metidas en Long Island. Al final, en el libro, la humanidad acabó en un islote del Pacífico.
Cuando dejó Nueva York, Saint-Exupéry se llevó un ejemplar de El principito en francés que enseñaba a menudo a sus compañeros de guerra en Argel. Lo prestaba con la condición de que se lo devolvieran en 24 horas y con comentarios. Tenía siempre el libro en mente y reclamaba información a su editorial neoyorquina. En otoño de 1943, recibió los primeros datos de ventas: 30.000 ejemplares en inglés y 7.000 en francés. Quería publicar su libro en Francia, pero no vivió suficiente para verlo. El 31 de julio de 1944 despegó de Córcega para una misión de vigilancia y desapareció.

Dos páginas
Recientemente se subastaron dos hojas manuscritas descubiertas en 2009 que no integraron el cuerpo de la novela. El papel americano es el mismo que Saint-Exupéry usó para el original y que solía usar durante la Segunda Guerra, por lo que se estima que estas hojas son de 1940/1941. La primera hoja tiene variantes de los capítulos 17 y 19. Pero lo más sorprendente se encuentra en la segunda hoja. Es una parte totalmente inédita de la novela. El principito acaba de llegar a la Tierra y se encuentra con el primer habitante en el planeta. “Decidimos llamarlo El Crucigramista porque está buscando una palabra de seis letras”, explican los expertos.


El crucigramista - Dónde están los hombres, se preguntaba el Principito mientras viajaba.
Se encontró al primero en una carretera. "Ah!, pensó, quiero a saber qué piensan de la vida en este planeta, se dijo. Quizás se trate de un embajador del espíritu humano… "
- Buenos días, dijo con alegría.
- Buenos días, dijo el hombre.
- Qué estás haciendo?, dijo el Principito.
- Estoy muy ocupado, dijo el hombre.
Claro que está muy ocupado, pensó el Principito, tiene un planeta tan grande. Hay tanto que hacer. Y casi no se atrevía a molestarlo.
- Quizás te puedo ayudar, le dijo sin embargo: al Principito le hubiese gustado ser útil.
- Quizás, le dijo el hombre… Llevo tres días trabajando en ello sin lograrlo. Estoy buscando una palabra de seis letras comenzando por una G que significa "gargarismo".
- Gargarismo, dijo el Principito.
- Gargarismo, dijo el hombre.
Por Javier Arguindegui
sociedad@elterritorio.com.ar