Frondizi, una fuente de inspiración

Domingo 25 de febrero de 2018
Hasta por sus propios adversarios fue catalogado como un estadista neto.
El viernes se cumplieron sesenta años del triunfo electoral que cosechó Arturo Frondizi en el año 1958 para la Presidencia de la Nación Argentina, motivo por el cual se realizó un acto de homenaje, reponiendo una placa conmemorativa en el Hotel Tunquelén de Bariloche, donde fue confinado luego de su derrocamiento y prisión en 1962. 
También se realizaron una serie de mesas redondas en las que se debatió sobre su figura y su obra de gobierno, en las que participé. 
Es paradójico que en los últimos años presidentes argentinos de extracción política opuesta, como Néstor Carlos  Kirchner y Mauricio Macri, reconozcan la figura de Frondizi como inspiradora de su obra de gobierno  
¿Por qué hoy la política desarrollista que puso en marcha Frondizi de 1958 a 1962, con el apoyo intelectual en el campo económico-social de Rogelio Frigerio, goza de esta aceptación pública?
Sin duda la respuesta está en la política de cambio de estructuras que se practicó y que se expresó en cifras que nunca se volverían a repetir: se multiplicó por tres la producción de petróleo, por dos la producción siderúrgica, por cinco la industria del caucho, por tres la inversión en carreteras, por cuatro la producción automotriz y se creó la industria petroquímica.
Fue espectacular el impulso que la política económica le dio a la inversión física, en particular a la inversión en máquinas y equipos (incluyendo equipos de transporte) que es lo que permite la ampliación de la capacidad productiva. 
El salto que este componente de la demanda agregada mostró en esos años fue inédito en nuestra historia.  
Un análisis de Guido Di Tella de las desviaciones respecto a la tendencia de la inversión en máquinas y equipos, para el período 1951/78, evidencia el comportamiento extraordinario de esta variable en 1960 y 1961. 
Por otro lado, la formación bruta de capital físico, que surge de sumar la demanda de construcción a la de máquinas y equipos, pasó del 17,7 por ciento del PBI en 1956/8 al 20,4 por ciento en 1959/61. 
Se suele afirmar que de este proceso inversor vivieron muchos de los gobiernos que le sucedieron porque las mismas se terminaron de desenvolver y la producción maduró en los años posteriores.  
Así, el impacto de la tecnificación, el apoyo tecnológico de instituciones como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), creado en esos años, y la puesta en marcha de la petroquímica (que permitió la provisión de agroquímicos) se hizo notar sobre el volumen de las exportaciones en el período posterior a 1963/5, luego de una década de estancamiento.  
A partir de entonces, las exportaciones superaron el tope de los un mil millones de dólares y comenzaron un camino ascendente que las llevó a duplicar los valores en diez años. 
La producción de granos en 1965 se incrementó en más del 50 por ciento, ubicándose en niveles similares a sus máximos. 
También empezaron a tallar las exportaciones no tradicionales, cuyo impulso con mecanismos como créditos específicos, devolución de impuestos internos y derechos de importación a los insumos, y reembolso de impuestos internos pagados por los exportadores, son de este período.    
Así como entre 1952 y 1962 se verificó algo más de una década de déficit comercial externo, a partir de 1963 se inaugura una década de superávits comerciales que aligerarán la restricción externa. 

Cambios estructurales 
¿Qué es lo que permitió estos resultados? Una estrategia que tenía una voluntad transformadora de las estructuras productivas y una claridad contundente sobre qué era lo principal y qué lo accesorio.   
En lo instrumental apuntaría los siguientes seis elementos como determinantes: (I) el cambio de precios relativos que implicó la maxidevaluación de diciembre de 1958 (la segunda mayor para el período 1935/1971): el tipo de cambio real del período se ubicó en máximos de la serie; (II) además la política de atracción de inversiones extranjeras, con un marco jurídico que le dio amparo y acceso a los beneficios de la Ley de promoción industrial, ambas legislaciones de 1959, dos casos destacables lo constituyeron los contratos petroleros con empresas extranjeras que permitieron el autoabastecimiento petrolero, por primera vez desde la fundación de YPF, y la instalación de 22 empresas transnacionales en el sector de terminales automotrices; (III) por otro lado se produjo un conjunto de políticas activas de fomento de la inversión en sectores específicos (siderurgia, celulosa, petroquímica, forestación) y en regiones (Patagonia y Noroeste), bajo el paraguas de la Ley de promoción industrial que habilitaba beneficios en materia impositiva (desgravaciones o reducciones de impuestos), de comercio exterior, tanto de protección de mercado interno como promoción de exportaciones, de financiamiento, de provisión de insumos, entre los más destacables; (IV) a lo previo se sumó el manejo de las escasas divisas para destinarlas al equipamiento y tecnificación de las actividades productivas, utilizando la estructura arancelaria y la política de sustitución de importaciones: comparando la participación en las importaciones de los distintos tipos de bienes se observa que los combustibles disminuyen 8 puntos y otros productos intermedios y materias primas casi 3 puntos, en tanto los bienes de capital se incrementan 12 puntos; (V) también fue más que positiva la captación de cuantiosos fondos externos para aplicar al financiamiento de las importaciones, a través del FMI, bancos privados de Estados Unido y Europa; (VI) no se puede dejar de nombrar a la liberación de recursos públicos generados por la reorientación del gasto desde el financiamiento de las empresas deficitarias (caso los ferrocarriles) y la burocracia excedente para volcarlo a las obras de infraestructuras (carreteras, energía).  
Ojalá el estudio de esta cuantiosa obra de gobierno sirva de inspiración a una estrategia de desarrollo productivo e industrialización, actualizada a los tiempos que corren, realmente ambiciosa.

Federico Poli
Economista y consultor independiente
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