Falta de mérito para gendarmes que balearon a un agricultor

Jueves 18 de septiembre de 2014

Seis gendarmes que a principios de abril del año pasado balearon a un agricultor del paraje Tarumá de esta localidad al confundirlo con un narcotraficante, fueron beneficiados con la falta de mérito y se encaminan hacia el sobreseimiento de la causa.
Son integrantes de la patrulla de la sección local, dependiente del Escuadrón 9 Oberá, quienes esa noche llegaron hasta la chacra donde el colono Jorge Da Rosa (39) construía su vivienda y en medio de la absoluta oscuridad, le dispararon a mansalva cuando éste llegó al lugar para ver quiénes eran los que ingresaron, ya que en los días previos había sufrido varios robos.
El hombre fue alcanzado por dos proyectiles de los tantos disparados. Uno de ellos impactó debajo de su rodilla izquierda y el otro le destrozó el fémur y el muslo de la pierna derecha, heridas que le dejaron secuelas permanentes y le impiden realizar tareas en la chacra. La resolución judicial no cayó para nada bien en el entorno de la víctima, que por ese mismo episodio enfrenta una causa por resistencia a la autoridad y tenencia ilegal de un arma de fuego. Su situación judicial aún no fue resuelta.

En su momento, el caso se trató con sumo hermetismo y en el lugar del hecho, más allá de las pericias correspondientes, se incautaron las seis armas reglamentarias de los gendarmes y un fusil automático liviano, además de un rifle calibre 22 sin marca, propiedad del agricultor.
La abogada de Da Rosa, Gladis Fontana, había solicitado varias medidas al Juez de Instrucción Tres, Demetrio Antonio Cuenca, que no fueron contestadas previo al dictamen. Cabe aclarar que los uniformados siguieron el proceso en libertad y siguieron trabajando mientras se investigaba su accionar durante ese procedimiento que habría sido ilegal.

Operativo violento
Da Rosa fue herido a tiros la noche del 4 de abril de 2013, en medio de un corte total de luz que afectó a todo el pueblo. Como tres días antes habían entrado a esa propiedad, no dudó en acudir cuando una vecina lo alertó de ciertos movimientos extraños en su chacra.
Según se desprende de la investigación, subió al Volkswagen Gol de su hermano Jorge y recorrió los trece kilómetros que lo separaban del lugar. Una vez en el sitio, detuvo la marcha del vehículo dejando las luces encendidas y se bajó, con una linterna y un viejo rifle, con el que disparó dos veces al aire a modo de advertencia para quienes estaban, aunque no los veía.
La respuesta fue inmediata y a tiros desde la oscuridad. Da Rosa quedó en medio de un fuego cruzado y recibió los balazos que le rompieron ambas piernas y dejaron secuelas físicas de por vida.
Estando herido en el suelo identificó a los efectivos por sus uniformes, quienes según su denuncia, lo pusieron boca abajo de una patada en las costillas mientras le preguntaban dónde estaba el estupefaciente. Le exigían que cuente sobre la transacción que iba a tener lugar en su chacra, delito que jamás se pudo comprobar.
Tras el hecho, la víctima ratificó varias veces que los gendarmes invadieron su propiedad sin orden de allanamiento y abrieron fuego sin identificarse en ningún momento. Justamente, nunca hallaron el supuesto cargamento e hirieron a balazos a un hombre sin indicios probatorios en su contra.
Da Rosa considera -cada vez con más fuerza- que con el único objetivo de protegerse luego del mal accionar, los uniformados le inventaron la causa por resistencia a la autoridad y portación ilegal de arma de fuego.
El agricultor argumentó la utilización del rifle en una cuestión de seguridad en su chacra, en tanto que los gendarmes declararon posteriormente, que se hallaban tras la pista de un sospechoso.


Secuelas en el cuerpo del agricultor
Jorge Da Rosa se quedó con una dificultad física de por vida a causa de los disparos que impactaron en sus piernas, dañando huesos y tejidos.
Más allá de eso, tuvo que desprenderse de varios bienes para poder costear el tratamiento médico que lo lleve a mejorar y a la vez, mantener económicamente a su familia.
“Me tuvieron que sacar un poco de hueso de la cadera para injertar en la pierna derecha, que me quedó más corta que la otra y por eso ando rengo. El médico me dijo que no voy a poder realizar las tareas que antes hacía en mi propiedad", manifestó.
En ese sentido, recordó el contexto violento en el cual fue detenido e incluso, que estuvo internado "con custodia como si en realidad era un peligroso narcotraficante".
El padre de tres hijos menores lamentó que tuvo que elegir otro trabajo para hacer "por fuera de la chacra y aprender un oficio, ya que los trabajos forzados que hacía antes se me hace imposible en estas condiciones”.
El hombre reconoció que en todo este tiempo tuvo que vender a bajo costo muchas de sus pertenencias y muebles, como ser un camión Ford 400, una yunta de bueyes, además de yerba.