“Espero que la Justicia me brinde un resultado justo"

Domingo 21 de enero de 2018
Hace tareas de albañilería y, en paralelo, está terminando el colegio.
José Fernández (19) sonríe y toma su muleta, ágilmente busca “cosas” que pudieron haber quedado como vestigios del terrible accidente que tuvo que enfrentar el 6 de agosto del 2016, junto a su amigo Alex Gaspar Piñeiro, víctima fatal.
El hecho se produjo sobre la ruta provincial 17 (kilómetro 21) en la localidad de 9 de Julio. “No recuerdo nada previo a que nos chocara la camioneta, sólo sentí el impacto y después gritaba pidiendo ayuda a mi amigo”. El automóvil se cruzó de carril e impactó de lleno contra la motocicleta en la que circulaban. 
Su amigo murió en el acto. José lo recuerda con mucha nostalgia: “Veníamos de la iglesia, él traía el acordeón. Yo aprendí a tocar con él, si lo hacíamos juntos”. El choque fue pasada las 2 de la mañana. Era nuestro destino, nadie en la ruta, sólo nosotros, y justo tuvo que cruzarse de carril”, dijo y, señalando, añadió: “Fijate la recta que hay”. 
José dice no tener bronca ni rencor. “Creo que en el lugar de él pudo estar cualquiera. Se equivocó al salir a conducir borracho. Por qué no se quedó en su casa o en el lugar donde estuvo tomando, eso lo recrimino siempre, pero no tengo nada hacia a él”. Igualmente reconoció que le gustaría “verlo en el juzgado o cuando se trate en la Justicia”. 

Fuerza en Dios
José y su familia pertenecen a la iglesia Dios Cristiana. “Tengo conocidos que piensan distinto, me dicen que hubieran actuado de una manera distinta a la mía, pero no siento rencor porque encontré la fuerza para sobreponerme en Dios”.
José es optimista, está terminando la secundaria y, como oficial albañil, está terminando de construir un baño para su hermano. “Hago muchos trabajos, la falta de una pierna no es impedimento”, dice y cuenta sus deseos. “Espero que la Justicia me brinde un resultado justo. El que nos atropelló prometió ayudarnos y me molestó que nunca cumplió. Creo que las leyes deben castigar a esas personas que salen a matar sentados en un volante”, sentenció.
En el lugar del accidente, José descubrió un pedazo de plástico. “Me parece que es del acordeón de mi amigo” acota. Cada vez que pasa por allí, es inevitable no mirar y, menos, no recordar. “Hasta hace poco no podía dormir. Sigo recordando cada detalle de esa madrugada”, asegura y al final agradece a su familia y a la gente amiga que lo acompañó y sigue acompañando.