En Misiones, 50 venezolanos buscan integración y trabajo

Domingo 25 de febrero de 2018
Betzabeth, Ruth, Keneth, Cristina y Anais llegaron a Misiones en los últimos dos años | Foto: Marcelo Rodríguez
Entrar después de muchos años a un supermercado y ver las góndolas llenas de harina, de aceite, de azúcar me emocionó hasta las lágrimas, se me puso la piel de gallina. En mi país lo único que ocupa la mente de la gente es el alimento. Todo el mundo anda flaco, los niños se mueren desnutridos. Mi familia a veces no tiene qué comer allá. Es tanto el desabastecimiento como la inflación lo que impide llegar a mercaderías básicas”, relata Cristina Hernández (29), venezolana de Barquisimeto, que llegó hace tres meses a Misiones buscando un futuro mejor, con algo de dinero ahorrado y un título de licenciada en administración y recursos humanos atesorado en su cartera. 
Con su viaje dejó atrás sus afectos, familia y novio, sus amigos, el mar que tanto ama, la comida y la música. “En Venezuela no se puede vivir, se ha perdido toda esperanza de un cambio, somos gente de mucha fe pero estamos desamparados, tendrá que pasar mucho tiempo para que se pueda revertir el daño que hizo la política de (Nicolás) Maduro en nuestro hermoso país”.
Hernández charló con El Territorio ayer en la plaza 9 de Julio, también llegaron sus paisanos o chamos, como los llamó ella y todos coincidieron: “Nuestra familia nos ve en una foto y nos dice que engordamos, todos tenemos diez kilos más, era tanta la escasez y el hambre allá y acá hay tanta comida que se nos parte el corazón pensar en lo que están sufriendo”.
Keneth Bracho (40), Ruth Barroso (27), Betzabeth Lara (28) y Anais Laya (31) retrataron una situación semejante, la mayoría son recién llegados, vinieron solos con la expectativa de salir adelante. La nostalgia les suele jugar mal y aparecer de madrugada, entonces los migrantes se desvelan, piensan esas cabezas expatriadas -por voluntad propia pero a la vez por el clima de conflictividad político y social- en su suelo querido y en su gente pasando necesidades.
Lara llegó a Argentina hace poco más de un año, se casó con un posadeño y vive en el Porvenir II, en el barrio participa activamente del reclamo de derechos para los vecinos de la zona olvidada. 
La mujer es puro tesón :“Es una injusticia lo que está pasando con nuestro país tan rico pero tan pobre a la vez, tenemos una gran cultura, gente muy generosa pero que hoy por las necesidades y las carencias, los venezolanos siento que nos volvimos un poco mezquinos cada uno cuida lo que tiene sólo para sí, al otro casi no lo ve, y eso se consiguió a fuerza de violencia y de carencias, acá por suerte vemos otra cosa, salir te abre la cabeza y el corazón”.
En tanto Anais Laya que llegó recientemente y todavía no consiguió un empleo estable, se enfocó que un punto de la diáspora que vive su nación. “Hay venezolanos por todo el mundo, en Buenos Aires son más, pero yo elegí Misiones por tranquilidad y porque me fui quedando, pero llegar a destino no es nada fácil”.
Describió que depende del distrito donde se viva llegar a la frontera con Brasil puede tomar hasta un día, “es un país petrolero pero falta gasolina, las carreteras están rotas, hay manifestaciones que te pueden retrasar y hacer peder un boleto”.
La mayoría de los venezolanos de la clase trabajadora, los que deben juntar bolívares para cambiar por dólares, salen con lo puesto, moverse hasta la Argentina cuesta entre 400 a 500 dólares si se hace un poco por aire y mucho por tierra y una ruta más directa por avión puede valer 1500 a 2000 dólares.
Los jóvenes refirieron que hasta la actualidad no hubo inconvenientes para dejar Venezuela aunque en ocasiones, la Policía “se pone arrecho, como malhumorado, ven un colectivo con jóvenes y se les ve el odio en los ojos”.
Para un migrante venezolano que sale al mundo con lo puesto lo más importante es su cédula y su título universitario, no importa perder otra cosa, pero esas son las herramientas con las que se harán camino.
“Los policías hasta te roban el dinero pero no queremos que encuentren el título, ese es el verdadero pasaje a una vida mejor, todo nuestro sueño está en ese papel”, concluyeron.

Tierra prometida
De la población de venezolanos en Argentina, 50 llegaron a Misiones en la búsqueda de un empleo y la continuidad de los estudios (ver Un drama de pobreza...). 
En Posadas, según las estadísticas de Migraciones sede local, entre 2016 y 2017, 35 venezolanos gestionaron su residencia.
Un objetivo de los recién llegados es asentarse y si va bien traer a sus familiares, algunos dejaron pareja e hijos. Otra urgencia es mandar remesas para la compra de alimentos.

Diccionario de venezolanismos para misioneros

Distinguir a un venezolano en las calles de Posadas es bastante sencillo, por su tonada, su manera de decir y su forma alegre de relacionarse.
Señalan que lo que más extrañan de su tierra son las arepas, ya que no se consigue aquí la harina de maíz precocida con las que se elaboran.
Para sus coterráneos pidieron que ingresen a la página de Facebook/Venezolanos en Misiones
Y dejaron algunos de sus dichos más populares

Pana, chama: Amigo
Ladillado: aburrido
Cocuy: bebida de agave.
Empate: pareja, novios
No jile: no moleste


Un drama de pobreza que Argentina busca contener
POSADAS. El drama del exilio venezolano es creciente y desgarrador según estudios de organismos humanitarios de todo el mundo, los que dejan el país lo hacen hambreados, por falta de trabajo, la hiperinflación, el déficit en salud y el descreimiento en las instituciones.
De 2015 a 2017 han dejado su patria 1,3 millones de venezolanos, la mayoría jóvenes que salen con lo justo, algunos con un título universitario y otros con la desesperación de quien ha quedado sin nada. 
En Argentina, en el último año, los venezolanos representaron el tercer grupo de origen de inmigrantes, con 31.167 personas que accedieron a la radicación provisoria y de esta población total unos 50 eligieron Misiones para comenzar una vida nueva y mejor.
El organismo nacional detalló a El Territorio que la población migrante representa entre el 3,1% y 2,1% del total de habitantes en Argentina. Esa cifra se mantiene cada año hace al menos 15 años.
La inmigración sudamericana ha sido constante y casi sin variaciones. Los paraguayos son los que más ingresaron en 2017, con   61.342 radicaciones entre temporarios y permanentes; en segundo lugar están los bolivianos, 48.165, luego vienen los de nacionalidad venezolana con 31.167 residentes, en cuarto lugar, peruanos con 20.270 gestiones de residencia, y en el quinto puesto, colombianos, 16.114.
Hace una semana, el ministro del Interior de la Nación, Rogelio Frigerio junto al titular de Migraciones, Horacio García, anunció facilidades en el trámite de residencia a los ciudadanos de la República Bolivariana de Venezuela que deseen ingresar al país.