Las noticias falsas y el periodismo de verdad

Domingo 28 de mayo de 2017
Esta semana alguien subió a uno de tantos grupos de wasap un texto del papa Francisco. Decía cosas bien interesantes, todas bastante útiles y hasta provocadoras, pero una frase me dio mala espina así que hice lo que hace cualquier periodista: chequear la información. En este caso bastó con guglear un párrafo del texto para encontrar la clave: era más falso que un diente de madera. El texto era un canto a la vida y a aprovechar el tiempo, pero también era una exaltación de la inmanencia. Y eso, aunque sea actual, no quedaba muy bien en la pluma de un Papa y mucho menos de Francisco.
Creo que fue ese mismo día que me llegó un videito enviado también por un amigo vía wasap. Era del encuentro entre Donald Trump con el Papa en el Vaticano. Después de saludarse posaron juntos unos segundos para los fotógrafos, pero una cámara enfoca un jugueteo de sus manos, la derecha de Trump acaricia la izquierda de Francisco y Francisco la rechaza de un manotón. El video tenía los créditos de la CNN, pero bastaba con ver en detalle la distancia entre los botones de la sotana blanca del Papa para darse cuenta de su falsedad.
Relacionada con Trump –y con las manos– apareció otra noticia esta semana. De nuevo filmaron a Melania, la mujer de Trump, rechazando la mano que le ofrecía su marido mientras caminaban por la pista de un aeropuerto europeo en el que acababan de aterrizar. Digo de nuevo porque ya pasó una vez y fue, justo, en otro aeropuerto. Se ve que la chica tiene alguna fijación con las pistas, porque el resto de las fotos y videos del matrimonio Trump aparecen siempre de la mano y ella muy discreta y enamorada del hombre más poderoso del mundo.
¿Quiere otra noticia, esta vez verdadera pero sobre una falsedad? Charlotte Caniggia se achicó las tetas porque las que había comprado eran tan grandes que le daban dolor de espalda. Y ya que estaba se consiguió a buen precio una nariz como la de Angelina Jolie. Y ahora le cuento qué tienen en común Charlotte Caniggia, las manitos de los Trump y los consejos de Francisco…
A los periodistas en estos días nos preocupa la catarata de noticias falsas que se ha colado en la opinión púbica por la grieta que se abrió en la industria a partir de las redes sociales. Ya sabe que hoy cualquiera puede difundir verdades o mentiras por Twitter, Facebook, Instagram, Linkedin, WhatsApp o cualquier sistema de redes y mensajerías más o menos sociales. Con objetivos concretos o por jorobar nomás, cualquiera puede meter cualquier verdura en la opinión pública.
Dice una máxima del periodismo que los hechos son sagrados y las opiniones libres. Sabemos en la profesión y lo saben las audiencias que no hay periodismo si no se respetan los hechos como sagrados. Es deber nuestro –de los periodistas– buscar la verdad y decirla sin importar las consecuencias. La verdad es una necesidad básica del ser humano que muchos buscan pero los periodistas queremos darla cuanto antes, por eso corremos contra el tiempo. De esa necesidad humana vivimos los periodistas, como los médicos viven de la necesidad urgente que tenemos todos de estar sanos.
Las noticias falsas terminarán haciendo un bien inmenso al periodismo y a la industria que se la juega cuando imprime las noticias en un papel o las difunde por radio y televisión, también –por supuesto– cuando las certifica con su marca en cualquier sitio de internet o cuenta de redes sociales. Cuanto más caos haya en la información, cuanto más mezclada está le verdad con la mentira, más necesario y más urgente será el periodismo.

Por Gonzalo Peltzer
gpeltzer@elterritorio.com.ar