La unióncívicaradical en su laberinto

Jueves 23 de marzo de 2017

Nuestro histórico Partido en sus 125 años de existencia ha subsistido a todos los embates y avatares de la  accidentada vida política argentina… y alguna razón habrá para que esto haya sucedido, para que sigamos vivos cuando tantos nacieron y murieron, para que todavía siga teniendo una cuota de esperanza en el corazón de millares de argentinos.
Es la honestidad, la ética, el compromiso con la libertad y la democracia que justifican la razón de su existencia-supervivencia y que tampoco hay Partidos que representen claramente estos valores; sólo baste recordar que Irigoyen fundó la Democracia y Alfonsín la refundó después de 50 años de golpes militares.
Ayer conformó Cambiemos con el Pro y la dama de hierro Carrió. La gente acompañó la propuesta más como oposición al gobierno de Cristina, que con un voto positivo.

Hoy Gobierna el PRO, controla y deshace Carrió y la UCR acompaña como tropa; ataja penales, defiende el gobierno, transpira, pero no participa en la responsabilidad de gobernar: si los resultados son buenos no hay mérito propio y es probable que el PRO absorba al Partido, pero si los resultados son malos nos arrastra y entierra el alud. En este contexto, nada que ganar, todo que perder como Partido Político.
La UCR quiere que el País con Cambiemos cambie para bien, que Macri acierte, que seamos un País normal, previsible, que no haya 5900 cortes de ruta y calles por año, que se pueda trabajar y producir, que la gente invierta sabiendo qué va a pasar mañana y pueda generar empleo, que si toma un nuevo trabajador no está tomando un juicio laboral, que sepa que el año que viene y el que sigue las clases van a empezar en fecha. Y así infinitos hechos que han transformado la anormalidad en normalidad en la Argentina de todos contra todos.
Pero el radicalismo acompaña, no tiene actitud ni se hace valer para ser considerado parte real del gobierno, es su pura responsabilidad; se conforma con queja y permanencia.  No está en la “mesa chica” donde se toman las decisiones de peso, ni siquiera tiene una Carrió para evitar groseros errores de alto costo político. Es muy meritorio el reconocimiento y rectificación, pero más meritorio es no tomar el camino equivocado que tanto daño hizo al Gobierno. Un radicalismo manso y resignado no le sirve a Cambiemos, no le sirve al País. Superar los históricos embates peronistas a los gobiernos no peronistas exige un cambiemos de tres patas.
En política no se regala nada, hay que ganárselo. En este año electoral la UCR tiene la alternativa de seguir en la periferia del poder o hacer valer su peso, si es que lo tenemos. La fácil es negociar y que nada cambie en Cambiemos; la incómoda y riesgosa es demostrar que la UCR está para cogobernar, para ganarse legisladores en la consulta popular, en las “saludables Paso” donde se ven los pingos. Pero eso depende de los radicales y de nadie más; argumentos para la fácil sobran, para la incómoda hay sólo uno: coraje y hambre, hambre para gobernar, para transformar, para hacer justicia, para reparar, para vivir la incomparable pasión de gobernar… coraje para parecernos a los padres fundadores y para que valga la pena ser político.

Ricardo Barrios Arrechea
Ex gobernador UCR