Defender la vida

Martes 26 de julio de 2016
Señor director:
Otro de las grandes afirmaciones que nos legó la Madre Teresa de Calcuta es sobre la vida, dijo: “La vida es una oportunidad, aprovéchala”. “Es belleza, admírala”. “Es felicidad, siéntela”. “Es un sueño, hazlo realidad”. “Es un reto, acéptalo”. “Es un deber, cúmplelo”. “La vida es un juego, participa en él”. “Es valiosa, saboréala”. “Es riqueza, consérvala”. “Es amor, gózalo”. “Es misterio, descúbrelo”. “Es una promesa, cúmplela”. “Es tristeza, supérala”. “Es una canción, cántala”. “Es lucha, acéptala”. “Es aventura, atrévete”. “La vida es vida, defiéndela”. Hay que defender la vida, con la vida, no con la muerte, así debe estar orientada nuestra brújula moral; los caminos que emprendamos deberían siempre mirar este norte, pues de lo contrario el ser humano se extravía en las sombras de la muerte. Debemos preguntarnos ¿Cómo nos gustaría vivir? ¿Cómo imaginamos el futuro? ¿Qué hacemos para conseguirlo? Sabiendo que la alegría del presente es parte de la alegre utopía del futuro, porque quien emprende un viaje ya comienza a disfrutarlo desde que se pone a planificar; es el premio para los que trabajan por un mundo mejor; el reino de los cielos comenzamos a vivirlo desde que empezamos a buscarlo. El ser humano nunca vivirá en un jardín florido si no planta flores, y si coloca minas explotará al caminar por ellas. Para apreciar la belleza hay que buscarla, y para que florezca regarla. Confucio decía todas las cosas tienen su belleza pero no todos pueden apreciarla, porque para poder apreciar hay que saber valorar, dar a cada cosa el valor que se merece, pero para valorar hay que conocer, ahí está nuestra tarea por entender las leyes de nuestro vivir, sabiendo que el mal es el producto de la ignorancia. Somos lo que hacemos cada día de modo que la excelencia no es un acto sino un hábito decía Aristóteles. La felicidad es el resultado de nuestras decisiones, si nos sentimos mal es porque debemos ir por otro camino, si obramos mal, es porque erramos el camino, pero siempre podemos volver a empezar. La esperanza es el sueño del hombre despierto decía el filósofo.

Pablo Martín Gallero