Cartas de Lectores

Viernes 21 de noviembre de 2014

Argentina: País de politiquería y no de economía

Señor Director:
En el último ejemplar de la revista francesa “La Empresa” (Agosto 2014) se confirma otra vez que a los franceses políticos no les parece “natural” el cuidar a sus “empresas”. En Berlín o en Londres los partidos políticos se pelean a muerte entre ellos, sobre los modos de repartir las riquezas que al Estado les dan los “impuestos” lógicos con tasas “razonables” y otras cargas fiscales que pagan a ese Estado las cuidadas empresas privadas industriales libre empresaristas, que en Europa el agro es subsidiado.
Pero esos políticos libre empresaristas concuerdan totalmente (100%) sobre la manera de obtener esos fondos de riquezas: tener y mantener un aparato productivo pujante con apoyo legal y obrero. Ese consenso político permite, en casos de crisis (intra o extra frontera) el formar coaliciones para gobernar en conjunto político cuidando las fuentes del superávit monetario a “redistribuir” de un modo u otro y pagar deudas, sin afectar la economía productiva.

Por qué entonces, ahora en Francia 15% de sus habitantes creen en la “economía social de Mercado” contra 85% que sostiene que el Estado debe “manejar” costos y precios de venta, receta esta que se demostró en la URSS y en la República Popular China que solo conduce a la miseria, Francia siendo un modelo acabado hoy (Ag. 14) de quiebra estatal, hambre, abandono escolar, inseguridad, etc.
En su “Historia de una neurosis – Francia y su economía” el señor Jean Peyrelevade, descascara las raíces históricas constitucionales, culturales y religiosas del arcaisismo francés. En Francia en 1789 entre el monarquismo absolutista y el Pueblo, es decir entre el Estado y los ciudadanos, no hay nada, antes todos eran súbditos. Y no hay nada hoy porque desde 1793 (que le cortaron el gañote de Luis XVI) eran todos “contra” el Estado monárquico (Luis XIV dijo que el Estado es él) que era el monopolista o concesionario de todo: industria, comercio, producción. Las Constituciones de Francia no hacen mención o referencia de Cámaras representativas (comercio, industria, etc.) y sectores productivos algunos, no existen. Una lectura atenta de la Declaración de los Derechos del Hombre de 1789 -salteando los deberes del ciudadano- demuestra incluso en distintas “Constituciones” posteriores, que la noción de libertad económica no solamente fue absolutamente ignorada, sino que combatida.
En efecto la desigualdad o sea gente distinta siendo sospechosa de privilegios personales (mas trabajo propio igual: más dinero) era combatido legalmente, todos al paredón (la guillotina). No solamente la nobleza terrateniente sino la industria (concesionada por el Rey) y el comercio ya sospechosos y mentirosos de por sí, todos delincuentes natos y a matar.
¿Y en casa cómo andamos? En función de esas ideas francesas del siglo XIX hoy en Argentina continuamos teniendo políticas económicas Nacional y Popular, obsoletas y arcaicas donde nuestra Constitución original (1853) es olímpica y totalmente desconocida por políticos ignorantes que ni siquiera piden o preguntan a los sectores representativos del origen de los dineros productivos que en función de ingresos el Estado podría gastar.
Es así, y por eso que hoy en pleno siglo XXI el empresariado argentino no tiene asociaciones sectoriales combativas legal y sólidamente constituidas y representativas, compuestas por todas las variantes del caso: producción primaria (minas, agro, etc.) industria complementaria (desde vinos y harina hasta metalúrgica pesada y/o pequeña) ni representación formal en el Congreso Nac Pop bolchevicoide que legisla de modo tal que seguimos copiando el “modelo” francés, que es la última economía del mundo prácticamente en quiebra hoy. Pero se copia prolijamente la idiotez política de los galos.
Y claro entonces que una “patronal” criolla industrial cómplice tiene privilegios que otros sectores no tienen pero que a su vez padecen cargas impositivas colosales de dónde sale la plata de subvenciones colectivas de total inequidad que mantienen a un argentino que nada produce sobre el lomo de otros dos que sí producen y pagan la injusticia estatal (no existe la equidad garantizada por la Constitución).
Estos desequilibrios financieros no preocupan a los políticos (congresistas) que cobran privilegios provinciales porque sólo se ocupan de la platita colosal que cobran. Nosotros tenemos leyes adecuadas que no valen nada porque el empresariado y los políticos de la oposición tienen miedo a represalias gubernamentales, son vulgares coimeros prendidos en la trenza Estatal hoy.
Nuestros representantes electos ignoran por completo que fueron elegidos en aras de una Constitución libre empresarista, la cual juraron cumplir y hacer cumplir pero ignoran el compromiso personal que eso implica. Sencillamente son perjuros y delincuentes quizá por omisión (son ignorantes congénitos) pero ineludiblemente por comisión de hechos irrefutables.
Y en efecto hemos visto votaciones congresales contrarias al sentido común pero por “disciplina partidaria”. Es más importante ser militante partidista que ciudadano representante de sus electores, que solamente quieren poder trabajar rentablemente sin pagar absurdas ganancias (el obrero paga “ganancias” sobre salarios!!).
Esto trae que en esas bases políticas los “partidos” no representan a nadie sino a una oligarquía (una minoría) política oligofrénica con ideas absolutistas de hace doscientos años atrás. Naturalmente estos políticos pretenden gobernar basados en “planes” socio políticos nac y pop que jamás prosperaron en ningún país del mundo.
Paraguay, Bolivia, Brasil, Uruguay y tantos otros son más ricos que nosotros porque el que no labura no come y las leyes de ellos no traban trabajo alguno, con reglamentaciones absurdas. En la República Argentina tenemos más de 40 días de feriado pagos y de “Finde” carnavalescos.
Ellos son países de economías políticas para producir y nosotros de políticos economistas en beneficio propio, eso sí, se enriquecen de manera colosal sin rendir cuenta alguna. Y si no crees mira a Brasil que lo encana a un presidente (Collor de Mello) por chorro y desgrava las exportaciones agrícolas e industriales. Acá el que trabaja tiene que pagar y los vecinos producen con facilidades económicas. Obviamente copiamos a los perdedores.
Los políticos argentinos creen que son mucho más inteligentes que el pueblo que gobiernan, así nos va.

Guido Lagier
Agricultor