Cartas de Lectores

Sábado 25 de abril de 2015

Los habilitados para la política

Señor Director:
Un célebre escritor dijo: Mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda. Desde temprano en casi todos los guaú informativos vemos y escuchamos muchas cosas, por radio, TV o papel. Están con su mejor sonrisa los desinformadores asalariados, los inclinados o genuflexos de turno que leen sus páginas cargadas de buenas noticias, y también están los protestantes a todo o clásicos puteadores, los ni…, que le meten a la música para distraer,. Entre otros supinos "periodistas" o esclavos satisfechos, hay algún reservado, discreto, leedor de diarios, y por último, unos pocos, honestos profesionales: Periodistas.
Hay de todo en Misiones. De los primeros vi y escuché, de casualidad, por segundos a unos de esos, cuestionando al hoy en Santa Fe ganador Miguel Del Sel como diciendo ¿cómo llego allí el cómico?, entre otras descalificaciones, como que vive de la política y otras piedras más, minimizando su capacidad como político.

Me pregunto, ¿qué habrían dicho si hubiera perdido? Tiraron la piedra los bastardos libres de pecado, los guaú pulcros. No es de mi interés defender al partido de Del Sel, ni a él, a quién no conozco; ya es grandecito y sabe hacerlo solo. Trabajó de cómico y luego plantó en tierras de Santa Fe y es agricultor. La política para este candidato es otra actividad más. No vive de ella. Se pueden buscar datos en la web. Si estos paupérrimos imitadores de periodistas van a cuestionar a los candidatos por su actividad, no deben olvidarse que también lo hacen con la decisión e inteligencia de los miles que eligen a esos candidatos, objetando el pensamiento del votante.
¿Quién los ha puesto sobre los demás ciudadanos para cuestionarles sus decisiones, sus libertades políticas? ¿Con qué autoridad se arrogan el derecho de que este o aquel puedan ser candidatos y ser votados? ¿Porque tienen el hocico frente a un micrófono se creen con derecho de decir cualquier cosa contra otros porque son guaú periodistas? ¿Eso les enseñaron, si estudiaron para periodismo? Bueno, quizás porque estudiaron por correo.
¿Si quisiera ser candidato a algo y ganara alguna instancia o no, me cuestionarían por ser agricultor y apenas con algún estudio terciario? Con ese criterio deberían oponerse u objetar a los candidatos deportistas, que son varios, porque según su teoría son "sólo" deportistas. Deberían cuestionar a los candidatos sin estudios, que son otros tantos, y también a los candidatos sospechados, a los candidatos que buscan agarrarse de cuanto gajo encuentren para seguir participando, que son muuuuuchos más.
Y así la lista sigue. Pero de eso tienen órdenes de no hablar. Los mal califican a Del Sel dejando de lado otros valores que desconocen, como la honestidad y la integridad, todo por haber sido cómico el candidato. Como que aquella actividad condiciona la actual vocación. En época de elecciones el libertinaje, la ofensa y la indecencia de conocidos "comunicadores" se extiende a límites insospechados, y más aún por parte de los que buscan influir en el electorado. Renuncian a su digno oficio, si lo tienen, para influir con su propia inclinación en la opinión pública.
¿Tanto cuesta ser honesto, honrado? ¿Tanto cuesta ser decente? ¿Tanto cuesta abstenerse de incurrir en el agravio fácil y en la descalificación? ¡Parece que sí! Espero escuchar en Misiones alguna vez a algunos otros Periodistas o émulos, o algo parecido que nos deslumbren por sus análisis geniales de la noticia, honestidad consigo mismo y con el público, honor a la verdad, digo, y no sólo por adular, ser alfombras, putear, hablar mal, mentir, descalificar. La gente, el público, no se olvida de ellos y también los califica, pero jamás de genios, cosa muy desalentadora. La célebre frase "hay cada ganso que habla por micrófono" se adapta perfectamente a nuestro día a día.

Jorge Cacho Saldivia
Candelaria

Sociedad timocrática

Señor Director:
Nuestras sociedades se están volviendo timocráticas, donde gobiernan los que tienen capital; grandes sumas de capital son heredadas, creando oligarquías dinásticas que sofocan las democracias. El derecho nos permite vivir en sociedades civilizadas, uno de los principios del derecho es la justicia; no puede haber derecho sin justicia y viceversa. Cuando el capital se concentra en pocas manos, el derecho desaparece y rige la ley del más fuerte. Lo evolucionado de una sociedad no se debe medir por el PBI sino por el grado de igualdad en la que viven sus habitantes. Bajo este parámetro, Cuba estaría más evolucionada humanamente que los Estado Unidos. Estamos viviendo en sociedades donde la igualdad que proclama la democracia es sólo una ilusión que los medios dominantes nos hacen creer que vivimos. El libro El capital en el siglo XXI, de Thomas Piketty, dice que "la economía está tan concentrada que gran parte de la sociedad está virtualmente inconsciente de su existencia, por lo que el verdadero control de la economía no pasa por gobiernos, sino por los antojos de este pequeño porcentaje de población mundial que posee la mayoría del capital". En una entrevista, Piketty dijo: "Una de las conclusiones más importantes de mi investigación histórica en desigualdad es que necesitamos una institución democrática más fuerte, una institución fiscal fuerte, pero además, instituciones sociales y educativas para mantener la desigualdad bajo control, para asegurar que las fuerzas poderosas del mercado y las fuerzas capitalistas puedan traer innovación y reglas, beneficiar a todos los grupos sociales, y para que la distribución no sea muy extrema a largo plazo". La felicidad no es proporcional a los ingresos, por suerte; es un estado del alma que se siente cuando el ser humano se siente contenido emocionalmente. En una tribu en la selva, en un pueblo o en la ciudad, siempre que el ser humano se sienta acompañado, respetado y apreciado, se sentirá feliz, porque sabe que tiene todo lo que le permite superar los obstáculos que aparecen en el camino, y aunque el dinero le ayude a saltar algunos más fácilmente, muchas veces esa bondad le genera liviandad y pusilanimidad que le termina jugando en contra. Una sociedad feliz solamente podrá serlo donde la gente tenga igualdad de condiciones y oportunidades; en la desigualdad siempre reinará el conflicto, la revolución y la búsqueda de la justicia, pues en los genes de la humanidad está escrita su libertad, y sin un grado de igualdad no puede haber libertad.

Pablo Martín Gallero
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