Las buenas costumbres se heredan

Miércoles 1 de junio de 2016

Señor Director:
De nada sirven los números que nos muestran los gobiernos o economistas de turno, con sus porcentajes vacíos de realidad si nos ubicamos en tiempo y forma cada día cuando debemos adquirir los productos indispensables de la mentirosa canasta básica alimentaria que nos proponen. Llegamos al supermercado y al pasar por la caja lo único que observamos es la pantalla de la computadora para ver si es cierto lo que nos muestra, transpirando hasta los pies para no pasar vergüenza si el dinero que tenemos en el bolsillo alcanza para abonar la cuenta porque la tarjeta de crédito ya la hemos agotado con los pagos mínimos que nos desangran. Solamente al sumar el precio de un kilo de carne, uno de yerba, algo de verdura, pan, o apenas una feta de queso, ya nos quitan 300 pesos sin chistar.
La cuenta es sencilla y no en vano el Indec ya no lo niega porque se resiste a publicar los datos hasta que se estabilice la situación. Es insoportable seguir escuchando a los responsables de la economía o algún gremio importante cuando nos mienten en la cara diciendo que la canasta familiar básica está en los 12 mil pesos para una familia con tres hijos. No deben confundir más a la sociedad con cifras vacías, ofendiendo la integridad moral de los ciudadanos que hacen sacrificio cada día para ver cómo pueden poner algo en la olla sin dejar de pagar otras obligaciones.

Olvidan los grandes pensadores que, de cada diez familias en argentina, seis alquilan una propiedad y hoy con un ingreso como se menciona si le descontamos los tres mil o cuatro mil pesos de alquiler, el mes debería tener quince días para poder llegar con algo en la billetera.
Hay un detalle que dejan pasar y no caben dudas que lo conocen muy bien pero se hacen los tontos. Somos muchos los ciudadanos que una o dos veces al mes visitamos las farmacias para comprar medicamentos y no todos tenemos la suerte de contar con una Obra Social que nos alivie esos gastos, por lo tanto quienes saben del tema coincidirán en que cualquiera de los sufridos enfermos desembolsan de su alicaído presupuesto mucho más dinero en la farmacia que en el supermercado, con el agravante de no poder reemplazar un medicamento por otro por que se le ocurra como sucede con los alimentos.
Las tres “P”, se han convertido en amigas del alma de nuestros hogares por ser las únicas que nos permiten poner algo en el estómago y que nos hagan olvidar por un rato que el hambre desapareció, es decir que la Pizza, Pasta o Polenta están engañando al metabolismo y a la vez produciendo estragos en la salud de la población.
En su último informe, la obesidad y la hipertensión arterial son los principales riesgos a la salud que debe afrontar Argentina, según un reciente estudio de la Organización Mundial de la Salud. El 30 por ciento de la población adulta argentina sufre de obesidad, una enfermedad metabólica crónica, progresiva y multifactorial, asociada a numerosas patologías crónicas que llevan a una prematura incapacidad y mortalidad, advirtieron los especialistas. No hay ningún secreto. La verdad es que nos alimentamos mal y uno de los motivos fundamentales es el costo de los alimentos.
Así las cosas, mientras la mentira siga instalada desde el ámbito oficial, este y otros tantos temas como la juventud sin futuro, los abuelos abandonados a la mano de Dios, muchas niñas con embarazos prematuros o los chicos gastando su niñez en los Cyber jugando a matar gente durante horas y horas sin que haya un responsable que controle sus actos, el tan promocionado “proyecto país” habrá quedado como otros tantos, guardado en algún rincón de los recuerdos.
La verdad por más cruel que sea, siempre es mejor que la mentira y más vale que la política vaya explicándole a la sociedad los problemas graves que deberemos afrontar los ciudadanos en los próximos meses, ya no años, pues la economía mundial se está cayendo a pedazos y algún escombro, seguramente caerá sobre nuestras cabezas.
“La democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo”. Montesquieu-1689-1755) Escritor y político francés)

Ricardo Bustos
Locutor Nacional