La gilada

Miércoles 1 de junio de 2016
El hombre de los cuatro celulares no afloja. Es representante de un director técnico de renombre y no duda en hacer un llamado más, a las once de la noche, para confirmarle a su pollo que de acuerdo al plan será finalmente contratado por el club de primera línea. Y, sobre todo, que además de su propia comisión habrá que desembolsar la del dirigente del club, un 10%, que impulsó sutilmente la operación. “Una bicoca. Todo es, lo anima,  una inversión que recuperaremos en cuanto se haga "aquello de los refuerzos" y se contrate al 9 “ése del que hablamos”. Esta futura compra implicará beneficio bruto para el jugador (65%) y su representante (35%), del que deberán deducirse comisiones para el dirigente comprador (15%), para el técnico que lo recomienda (10%), para el representante del técnico (5%), que en definitiva fue quién hizo el contacto (con uno de sus cuatro celulares). La ingeniería de esas contrataciones futboleras y las comisiones que generan, y las viejas, perennes, que se mantienen en pie, involucrará no solo al delantero: en poco tiempo llegarán "un defensor y un mediocampista". Y arriba, en la popular, el hincha celebra -enseguida se amarga- porque un zurdazo del delantero elegido por el técnico nuevo sacude el travesaño rival, sin sospechar de la telaraña urdida en las sombras de los vestuarios y de las cuevas, y en la que un puñado de arañas se reparten cuotas de socios, recaudaciones de plateas, publicidades, sponsoreo, y subsidios. En el corazón de la hinchada un muchacho recibe un mensaje del hombre de los cuatro celulares que le ordena que aliente y mueva la hinchada coreando el nombre del goleador; y del defensor, y del mediocampista. En un shopping, una vendedora envuelve la casaca oficial del equipo que un padre ha comprado para su hijo; y en una cabina, un relator se ajusta la corbata para relatar el partido. Así de bien funcionan los cuatro celulares.