La política líquida

Domingo 20 de agosto de 2017
Foto: Dibujo: Latree '17
El reciente ataque terrorista en Barcelona enmudeció por momentos al mundo. Pero el silencio ante el temor provocado generó un grito de valor impactante. De manera unánime, los españoles enviaron el mensaje de “no tenemos miedo”. Porque el miedo suele paralizar y la sociedad española se muestra dispuesta a movilizarse para evitar similares hechos. Nadie puede dejar de inquietarse ante la actitud salvaje del terrorista que atropelló con una furgoneta sin piedad a cientos de ciudadanos y turistas en Las Ramblas. Pero, como se indicó, responder al terrorismo con un acto simbólico de unidad es una oportuna manera de luchar contra el terror que se quiere implantar. En cada demencial ataque siempre se intenta tener un justificativo. El Estado Islámico se atribuyó el actual atentado y habló de un plan de expansión, para justificar el terror.
Intentar controlar la paralización del miedo permite elevar el nivel de alerta, como lo está hoy en Europa o como sucedió con otros países que sufrieron similares atentados.
Al grito de no tenemos miedo, debería sumarse la inteligencia colectiva, que deberán fomentar los gobiernos. En forma conjunta y pacífica, hay que buscar la forma de frenar este tipo de locura, porque de similares peligros ningún país está exento.

Retrospectiva
Eran las 22 del domingo 13 de agosto, en el mismo escenario de festejos de siempre en Costa Salguero, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba). Las principales figuras de Cambiemos, después de un intenso día, se preparaban para hablarle a la Argentina en el prime time, es decir, en esa exclusiva franja horaria donde se alcanza la mayor audiencia televisiva.
Se observaba mucha alegría en los dirigentes y simpatizantes. No era para menos, la fuerza Cambiemos lo hizo de nuevo o aún mejor que en octubre de 2015. Macri, Vidal, Larreta, Carrió y Bullrich, entre otros, declaraban que habían ganado por paliza en Caba, muy bien en Córdoba y que habían triunfado en La Pampa, Neuquén y Entre Ríos. A esa altura ya era una elección histórica, porque además le ganaron a los Rodríguez Saá, y gracias al voto de la gente se transformaron en la fuerza política más votada del país. Agregaron que estaban ganado en Santa Fe y agradecían a la gente que los votó y también a los que no. Una puesta en escena ideal. Un montaje soñado y perfecto. Parecía un domingo redondo para Cambiemos, y sin polémicas.
Cuando iniciaron sus discursos triunfales, el sócalo de la transmisión replicada en las pantallas de televisión de todos los canales de aire y cable marcaba que Esteban Bullrich aventajaba a Cristina Fernández por casi 7 puntos. Los analistas y comentaristas daban cuenta de que Cambiemos se había quedado con doce distritos, y los restantes doce, se repartían entre partidos provinciales, como la renovación misionera, y el Partido Justicialista.

Las urnas cantarán
Pero el destino siempre es caprichoso e impredecible, tanto como los votos de los ciudadanos. Y en la urna, como se dice en el campo, hasta al mejor cazador se le escapa la liebre. Fue lo que ocurrió en medio de la euforia. Al haberse contabilizado sólo hasta el 95,68 por ciento de las mesas, hay cerca de 400 mil sufragios que faltaron computar en la noche de la elección y que determinarán quién resultó ganador en la provincia de Buenos Aires. La madre de todas las batallas cambió de escenario y será la Justicia Electoral la que determine al triunfador.
En consecuencia, aquella muestra de festejo de parte del oficialismo nacional se vería en parte opacado apenas transcurridas algunas horas. De esta manera, a todas luces se detectarían por lo menos algunas maniobras de cargas selectivas de datos, que generan por estas horas, sospechas de que los escrutinios se fueron llevando adelante primero en las secciones más apegadas al oficialismo. Esto opacó un poco aquel triunfo citado en los demás distritos. Aunque claramente, la batalla comunicacional la ganó por goleada el frente que lidera Mauricio Macri. A su vez, logró en ese momento, que la mayoría de los argentinos se fuera a dormir convencidos de que Cambiemos le había ganado a Cristina, y se levantaron también con que ganaba por pocos votos. Pero como se indicó, todavía faltan los resultados definitivos. Lo cierto es que hasta en esta situación se produjo la grieta entre los que apagaron los televisores tras los discursos de los referentes del oficialismo y quienes siguieron las transmisiones, viendo cómo minuto a minuto se iban revirtiendo los números. Los argentinos que siguieron la transmisión hasta altas horas de la madrugada del lunes escucharon finalmente a Cristina, que en ese momento mostraba cierta paridad con su competidor, Esteban Bullrich. Lo ocurrido hizo recordar a muchos ciudadanos aquel voto no positivo de Cobos que se produjo a las 5 de la mañana de julio de 2015.
En síntesis, la confusión se podría haber evitado de raíz y no pasaba nada. Porque nadie puede discutir el gran triunfo de Cambiemos en el país. También es cierto que ello puede ser producto del crecimiento de este frente político, buscando el camino de la consolidación de fuerza con miras al futuro. A su vez, ello implica para todos, estar transitando el inicio de un nuevo ciclo político en la Argentina.

Comenzó como partido vecinalista
Quizás nadie se acuerda que los que gobiernan hoy el país empezaron como un partido vecinalista, y en el 2015 se quedaron con la triple corona. El tema es que haciendo honor a la denominación, a Cambiemos se les pide mucho, incluso evitar las supuestas e históricas picardías de seleccionar el conteo por distritos para inclinar temporalmente la balanza.
Tuvieron un importante triunfo, pero el resultado de la batalla final recién se sabría allá por el 30 de agosto en el caso de la Provincia de Buenos Aires, cuando se estima terminará el escrutinio, y de manera oficial, el 2 de septiembre serán proclamados los ganadores de las primarias.

Modernidad liquida
Con los resultados a la vista a nivel país, está claro que los estrategas políticos y comunicacionales del gobierno hicieron bien los deberes. El polémico ecuatoriano Jaime Durán Barba lo hizo de nuevo. Pero sería simplista pensar que solamente ganaron por un plan de marketing bien planeado y ejecutado. Los altos dirigentes políticos de Cambiemos y la política utilizada sostuvieron y dividieron el voto opositor, para que con una minoría ganara Cambiemos. El sociólogo y asesor de Macri sabe que estamos en la posmodernidad, donde existe una disrupción de los esquemas mentales y organizacionales conocidos. La única certeza parece ser la incertidumbre en los tiempos actuales, más aún en el escenario político nacional. Es la sensación que dejaron las primarias. La realidad fluye a gran velocidad y cambia de manera abrumadora. De allí, el destacado acierto de Zygmunt Bauman, el sociólogo de referencia mundial fallecido a los 91 años, que acuñó el concepto de modernidad líquida. Esto provoca en todos los planos -y la política no es la excepción- natural desconcierto en la dirigencia. Toda la estabilidad parece estar en crisis o se convierte en una realidad líquida, no se puede sujetar por mucho tiempo, porque gotea, se filtra, se derrama y es imposible convertirla en sólido. Como interpretara el citado sociólogo, en la actualidad ya nada es para siempre. Todo indica que Durán Barba y su socio, Santiago Nieto, tomaron debida nota de esta realidad, como además lo reflejaron en el libro La política del siglo XXI. En la publicación recogen las ideas de Bauman para afirmar que no se pueden seguir aplicando estrategias que podían ser correctas para la modernidad, cuando el presente es posmoderno, líquido y efímero. Para ellos, los “electores y líderes son simplemente seres humanos que viven unos pocos años, acumulan conocimientos y si quieren ser mejores deben estudiar y aprender de una realidad que cambia incesantemente. Eso de líder eterno, la teoría definitiva, el caudillo para siempre, es un disparate”. Por su puesto que la buena estrella de los consultores macristas se debe a los resultados que vienen demostrando desde que gobiernan la Ciudad de Buenos Aires. Pero debe ir acompañada de buena gestión, estrategia y acción política. Por ahora todo les viene saliendo bien.

Mejores triunfos
Como interpretara Baumann, en la actualidad ya nada es para siempre. En consecuencia, un triunfo no garantiza que sea ratificado, como tampoco que una pequeña derrota no se pueda revertir. Todo puede cambiar. Pero está claro que obliga a reinterpretar y adaptarse a los continuos cambios. Quizás para ello también hayan servido estas Paso, que si bien no definieron nada -porque la votación que vale es la de octubre-, sí funcionó como una gran encuesta nacional real. De los resultados arrojados, se percibe que el cambio iniciado en el 2015 vino para quedarse. La marca Cambiemos creció a lo largo y ancho del país y fue la única fuerza que tuvo presencia en todos lados. Para analizar fino, se puede observar dónde tuvo mejores desempeños. En Caba, la estrategia de Horacio Rodríguez Larreta fue extraordinaria. Uno de cada dos porteños terminó votando a los candidatos oficialistas, liderados por Elisa Carrió. En Córdoba, el gobernador Juan Schiaretti, que venía asomando como líder de un nuevo espacio de poder como lo es la liga de gobernadores, quedó golpeado por el triunfo que le propinó el ex árbitro Héctor Baldassi. La provincia mediterránea le sigue siendo fiel a Macri. En Entre Ríos, el gobernador justicialista Gustavo Bordet pagó cara su tibieza en sus posiciones con respecto a Macri, perdiendo la provincia por cinco puntos.
También Cambiemos propinó golpes fuertes al corazón kirchnerista, como ser en la provincia de Santa Cruz, y al clan de los Rodríguez Saá de San Luis. Ambos triunfos son percibidos como final de un ciclo. Lo paradójico de los hermanos del poder puntano fue que en esta elección se juntaron con Cristina, y así les fue. Pero el peor error de los hermanos Rodríguez Saá fue dejarlo ir a su ex delfín y gobernador, Claudio Poggi. Éste armó una fuerza con Cambiemos que ganó con el 60 por ciento de los votos.
Otro distrito ganado por el oficialismo nacional fue Neuquén, donde el partido provincial dominado por los Sapag estaba invicto desde 1983. Y si bien esta vez Alma Sapag, del Movimiento Popular Neuquino, fue la candidata que reunió más votos de manera individual, no le fueron suficientes para conseguir el triunfo en la provincia.

En la tierra colorada
En Misiones, la destacada labor de la comisión escrutadora permite tener los números finales tras realizarse el escrutinio en tiempo récord y sin grandes demoras. Si bien no arrojó cambios sustanciales respecto a los números que se conocieron en la madrugada del último lunes, permite contar con datos firmes sobre lo que fueron las primarias y posibilita realizar múltiples lecturas. La primera, se puede hablar desde el punto de vista de la territorialidad. Porque el Frente Renovador de la Concordia consiguió mantener el triunfo en 69 de los 75 municipios misioneros. En tres resultó triunfante el Frente Cambiemos. Se trata de las ciudades de Posadas, Oberá y Puerto Rico. Del mismo modo, igual cantidad de comunas quedó en manos del Partido Agrario y Social (Pays), al triunfar en Colonia Aurora, Arroyo del Medio y San Vicente. Esto le permitió ubicarse como transitoria tercera fuerza en la provincia. En la renovación fue trascendental el trabajo de Hugo Passalacqua y Oscar Herrera Ahuad junto a los candidatos liderados por Maurice Closs y Ricardo Wellbach, que siempre estuvieron a la par de los militantes, trabajando por resolver los problemas de la gente. Sin esa tarea hubiera sido difícil mantener la tendencia de crecimiento permanente, reconocen dentro de la renovación.
Pasando al peso de los distritos, está claro que el triunfo de Cambiemos en Posadas resulta importante para el oficialismo nacional y los representantes locales del espacio, como los candidatos Humberto Schiavoni y Luis Pastori. Pero a su vez representa todo un desafío mantenerlo y a su vez intentar expandirse territorialmente. Llegar al interior profundo, como reconoció Héctor Cacho Bárbaro, es tan difícil como para quienes vienen del interior e intentan hacerse espacio en Posadas. Por lo tanto, más allá de todas las dificultades y el breve tiempo de campaña que tendrán camino al 22 de octubre, ninguno de los frentes o partidos puede descuidar todo el territorio y dormirse en los laureles. Avancemos, Unión Popular y Podemos tienen nuevas chances en octubre y deben tener determinación para crecer a futuro.
Como se vio, a todos los espacios políticos les costó mucho el voto, incluso a la renovación y a Cambiemos. Nadie puede salir festejando, ni el primero ni el último, porque quedó clara la exigencia del votante misionero, que no otorga mayorías absolutas y exige que los actores políticos dialoguen y solucionen los problemas. Conclusión: la realidad líquida fluye a gran velocidad y cambia de manera abrumadora.