Dudas sobre el valor de las pruebas contra los acusados de la masacre

Lunes 26 de enero de 2015
Vivienda de los Knack. | La casa, ubicada al lado del aserradero, en la que fueron torturadas y quemadas las víctimas. | Foto: Archivo El Territorio
Se cumplieron ocho meses de la masacre de Panambí, el caso policial más resonante de los últimos años en Misiones por la brutalidad con que actuaron los asesinos de la familia Knack. Por el hecho permanecen detenidos tres hombres y la investigación policial se agotó en la denominada banda de San Javier.
En tanto, las respectivas defensas elevaron recursos a la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Posadas y aguardan las resoluciones, que se conocerían tras la feria judicial.
Actualmente, la causa consta de siete cuerpos y serían escasas las pruebas contra los imputados, quienes permanecen alojados en la Unidad Penal II de esta localidad.
Según averiguó El Territorio con fuentes del caso, las pericias realizadas sobre el automóvil Volkswagen Bora propiedad de Juan Godoy (46) habrían resultado negativas, a pesar de que fueron realizadas en dos oportunidades por peritos de la División Criminalística de la Policía de Misiones, tal como consta en el expediente.
“Las pericias indican que no hubo manipulación en el chasis del coche, que es original de fábrica, lo que descarta cualquier modificación tendiente a ocultar algún tipo de desperfecto o choque”, expresó el informe técnico.
En consecuencia, dicha pericia echaría por tierra la hipótesis de que el Bora color gris de Godoy chocó un poste ubicado en las inmediaciones de la casa de la familia Knack, sobre la ruta provincial 5, dejando una marca de pintura.
También habría inconsistencia en la presunta huella dactilar hallada en una caja de zapatos dentro de la vivienda, ya que ésta sólo tendría cinco puntos de coincidencia -de 20 posibles- con las del apuntado Pablo Julio Paz (51).
Otro aspecto considerado central para los investigadores es el resultado de las pericias de ADN a las que fueron sometidos objetos hallados en la escena del crimen, como un pasamontañas que habría sido arrancado por las víctimas durante el forcejeo con uno de los delincuentes.

Un pasamontañas para dos
En el expediente se aclara que el citado pasamontañas es en realidad un pedazo de “media fina de mujer, tipo cancán, de la cual se desprendió un trozo de 10 por 45 centímetros”.
Llamativamente, en dicho género se halló en simultáneo ADN perteneciente a Paz y a Godoy.
“Entre las pruebas recogidas en el lugar del hecho, la Policía dice haber encontrado un trozo de tela compatible con la de un pasamontañas, no un pasamontañas, en el que se hallaron restos genéticos míos y de Godoy, pero sin que esto pueda ser certificado por la Justicia porque la jueza nunca se hizo presente en el lugar del crimen. Lo curioso del caso es que en un mismo trozo de tela se hayan hallado restos de ADN correspondiente a dos personas distintas”, subrayó Paz en diálogo con este diario.
Y agregó: “En esta novela de policial que el ministro Franco y su corrupta Policía pretenden contarle a la sociedad misionera, habríamos irrumpido en el domicilio de la familia Knack encapuchados los dos con el mismo pasamontañas, es decir unidos por las cabezas como hermanos siameses, y de ahí que la tela hubiera quedado con restos de ADN de los dos. Pero de ser así, a la Policía le faltaría descubrir quién fue el cirujano que nos operó a Godoy y a mí para separar nuestras cabezas”, ironizó.
El Territorio visitó a Paz el último jueves en la Unidad Penal II, donde el imputado reiteró su inocencia e insistió con que “la Policía Científica manipuló restos genéticos míos y de Godoy para insertarlos en un trozo de tela, aduciendo que el ADN de Godoy había sido hallado en un pasamontañas y el mío en una barra de hierro encontrada en el lugar, contrariando así todas las constancias que existen en el expediente con relación a esa cuestión”.
En ese punto, opinó que “todas estas circunstancias saldrán a la luz hasta en el juicio oral y público, donde inevitablemente quedarán a la vista todas las irregularidades que se verifican en la causa. Espero que el juicio sea difundido no sólo por los medios locales, sino también por los de alcance nacional, para que todo el país se entere de cómo funcionan la Policía y la Justicia de Instrucción en la provincia de Misiones, y que ello sirva como ejemplo de lo que no se debe hacer para no atentar contra la libertad individual de las personas y contra la democracia”.
Además de Paz y Godoy, también se halla detenido el chapista Marcial Alegre (45), los tres procesados por el cuádruple homicidio del empresario maderero Oscar Knack (43), su esposa Graciela Mabel Mojsiuk (42) y sus hijos Cristian (25) y Bianca (12).

Inconsistencias
Al no hallarse huellas en el Bora de Godoy, tal como indica el informe de los peritos de la propia Policía, las defensas de los tres imputados consideran que se desvaneció una de las principales pruebas en su contra, ya que antes de morir Cristian Knack declaró que los encapuchados ascendieron a un coche de similares características.
Dos días después del hecho, el 27 de mayo, Godoy fue detenido en San Javier cuando se hallaba circulando con su Bora gris. Paz fue apresado el mismo día cuando concurrió al taller de Alegre en pleno procedimiento policial.
Un día antes, un llamado anónimo a la Comisaría de Panambí alertó sobre la presunta responsabilidad del chapista en el sangriento hecho. “En el taller de Alegre, en San Javier, están el auto, las armas y a plata”, indicaron.
En el lugar se halló una casa rodante, dentro de la cual la Policía encontró dos rifles y una pistola, que fueron peritadas, y se constató que no tuvieron relación con ningún ilícito registrado, según consta en el expediente.
“La jueza Alba Kunzmann de Gauchat debe garantizar que el proceso a su cargo se realice de acuerdo a las pautas legales, pero nunca se hizo presente en el lugar del hecho, ni siquiera en oportunidad de la recolección de pruebas, y dejó las actuaciones en manos de la Policía, que actuó sin presencia de la magistrada ni de ningún defensor de los detenidos, contrariando expresas disposiciones del Código Procesal Penal de la provincia de Misiones”, reconoció una fuente.

Llamado anónimo
Asimismo, precisó que “la llamada anónima dirigió el accionar de la Policía hacia San Javier, donde detuvieron a Paz y a Godoy, sin que existiera denuncia ni investigación previa que hiciera posible incriminarlos en el hecho”.
El caso de Alegre es diferente, puesto que se dio a la fuga y permaneció prófugo varios días. Luego declaró que se escapó porque las armas que tenía no estaban registradas, por lo que tendrá que rendir cuentas ante la Justicia, independientemente al caso Knack.
Paz fue detenido sin prueba alguna, pero cuatro días después la Policía halló una huella dactilar que lo incriminaría. Cuatro meses más tarde hallaron sus rastros genéticos en un trozo de tela que se habría encontrado en el lugar del hecho.
“La detención de Paz se produjo sin que existiera orden judicial ni denuncia contra él. Lo mismo sucede en el caso de Godoy, ya que se lo detuvo sin investigación previa que permitiera incriminarlo, sino únicamente por el hecho de que era propietario de un Bora gris similar al que habría sido visto por un supuesto testigo cerca del lugar en que se perpetró el crimen. Pero cuatro meses más tarde se hallaría ADN de Godoy en el mismo trozo de tela en el que se encontró el correspondiente a Paz. Todo muy sugestivo”, subrayaron.
Ninguno de los detenidos fue identificado por empleados ni allegados a la familia Knack en rueda de reconocimiento, como tampoco se halló sus nombres en los registros de venta del aserradero. Ni siquiera Carlos “Nano” Knack (20), el único sobreviviente de la familia, identificó oportunamente a los acusados.


Antecedentes y especulaciones “Existen jueces de primera instancia que son permeables a las necesidades políticas del Gobierno y emiten sus decisiones atendiendo a dichas necesidades más que a la propia ley. Prueba de ello es lo que estoy viviendo desde el 27 de mayo, cuando la Policía me detuvo en forma totalmente ilegal y al cabo de unas pocas horas me incriminó en la masacre de Panambí”, remarcó Pablo Paz en diálogo con este medio. Con relación a las apelaciones presentadas, consideró como poco probable que prosperen por la “presión política”.
Fuentes judiciales reconocieron que la relación de los camaristas no es la mejor con la jueza Kunzmann de Gauchat, quien en diciembre del 2010 fue beneficiada por una resolución del Superior Tribunal de Justicia (STJ) que rechazó el pedido de juicio político en su contra impulsado por el abogado Jacobo Mass, hoy integrante de la Cámara de Apelaciones en lo Penal. Mass la acusó de “mal desempeño en el ejercicio de sus funciones y falta de cumplimiento de los deberes”, apoyando su planteo en la violación de los plazos previstos en la ley para la prisión preventiva. El hoy camarista cuestionó a la jueza por dos de los crímenes más resonantes, el de María Elena “Marilyn” Bárbaro en Oberá y el de Silvia Andrea González en Campo Viera.


Por Daniel Villamea
fojacero@elterritorio.com.ar