Doña Imelda, flamante abogada a los 84 años

Sábado 27 de agosto de 2016
Nació en La Cruz pero se convirtió en un emblema de Santo Tomé. | Foto: Mercedes Berón
"Cuando hay un hábito de estudio se hace más fácil”. La frase le corresponde a la flamante abogada, Imelda Moratorio de Schneider, quien con 84 años obtuvo su título en Derecho y suma en su hoja de vida tres carreras académicas finalizadas.
Nacida en La Cruz, reconocida docente que hoy habita en la ciudad de Santo Tomé, terminó sus estudios en la Extensión Áulica de la Facultad de Derecho de la Unne de Santo Tomé.
“Hace mucho dejé de contar los años”, dice entre risas Imelda en diálogo con El Territorio y agrega: “Nunca he sentido tanto afecto y tanto reconocimiento del pueblo
“Haber hecho siempre trabajo mental me ayudó, soy maestra, licenciada en Literatura Moderna y ahora soy abogada, aunque me cueste decirlo. Y para los que empezamos antes vemos que nada es tan imposible, cuando hay un hábito de estudio se hace más fácil”, explica la señora, que además de su mérito universitario tiene cuatro hijos y una pandilla de nietos.
Concluyó abogacía luego de siete años de cursado, siendo el último el más complejo de todos. Es que cada semana tenía que realizar un viaje a Corrientes capital. Pero el esfuerzo bien valió la pena y hoy Doña Imelda recoge los frutos. "En realidad, los viajes a Corrientes fueron agotadores pero tuve otra gran ayuda, los profesores de Corrientes que venían a Santo Tomé. No tenían reparo en volver a enseñar así sea a un solo alumno que necesitara. Con profesores así da gusto estudiar”, reconoce.
Procesal Penal le resultó la materia más difícil de la carrera y se convirtió en un trofeo de este cursado cuando logró aprobarla.
“Los chicos deben saber que siendo honestos y perseverantes en sus horas de estudio les espera un porvenir maravilloso. Nadie dice que estudien todo el día pero sí ser aplicados en sus horas de estudio. Todo se da a través del conocimiento y de la voluntad”, exclama convencida.
Por su parte, Daniel Gualberto Gómez, actual director de la extensión áulica, recuerda: “Tuve el privilegio de ser su alumno en el Instituto Jorge Luis Borges, lugar donde (Imelda) se desempeñó como profesora, vicedirectora y finalmente como directora de dicha institución. Algunos de sus pares curiosos por saber que motivaba iniciar esta carrera, doña Imelda les respondía cariñosamente ‘yo soy inquieta y activa, y me encanta leer; cuando me enteré de que se podía estudiar esta carrera en mi ciudad y tener la extensión casi enfrente de mi casa, me anoté y comencé"’.
Todos sus compañeros hoy se regocijan de verla con su objetivo logrado.