Cosas que arruinan por completo la convivencia

Lunes 27 de junio de 2016

1. Pretender que el otro se ocupe.
¿No te gusta lavar los platos? ¿Odias limpiar el baño? ¿Preferís cualquier cosa antes que sacar la basura? Eso no significa que a tu pareja le guste hacerlo. Si a vos te fastidia determinada tarea doméstica, no des por sentado que el otro la va a ser a gusto. Es posible que tampoco ame fregar la olla de la noche anterior. Por eso es importante que nunca esperes que resuelva lo que vos no harías. Conviene armar un plan de acción y repartirse las responsabilidades domésticas de manera igualitaria. Para evitar discusiones sobre a quién le toca hacer determinada cosa el lunes o el martes, lo mejor es escribir un cronograma.

2. Dejar pelos por todos lados.
Si tenés un pelazo de publicidad es normal que se te caiga un poco mientras te bañás o al momento de peinarte. Tapar el desagüe de la ducha con pelos es realmente un fastidio para tu pareja. Así que prestá atención y, cada vez que te bañes, sacá lo sobrante y tiralo por el inodoro o al tacho de basura. Lo mismo si sos hombre y te afeitás. No vale dejar tu cara hecha una seda y el espejo del baño transformado en un desastre. Si te tomás un buen rato para tu higiene y estética personal, tomate tiempo para dejar el baño prolijo.

3. Invitar a tus amigos cuando se te antoja.
Quizá Fulanito se peleó con su novia de toda la vida y vos no podés dejarlo en banda. Se entiende. Pero no vivís solo. Puede que justo ese día tu pareja quiera descansar y andar en bombacha sin escuchar los lamentos de un pobre desgraciado. Antes de decirle “venite”, consultalo con tu concubina, y viceversa. Lo mismo si estás pensando en armar una reunión, fiesta o cena con amigos. Improvisar una pizza con los pibes o una noche de gin tonic entre mujeres, es cosa del pasado. A partir de ahora compartís el espacio con otra persona y hay que consensuar.

4. Controlar cada movimiento ajeno.
Mudarse juntos no significa que cada uno deje de tener una vida por fuera de la pareja. Si tu mujer sale un sábado a la noche no le mandes mil mensajes para ver dónde está y cuándo llega. Mantener las actividades individuales y hacer planes separados hace que la pareja funcione mejor.  Extrañarse de vez en cuando no viene nada mal.