Convulsión en el Brasil

Domingo 23 de julio de 2017

Esta semana no fue una más en la realidad brasileña. Ya que el juez Sergio Moro ordenó el bloqueo de bienes bancarios y propiedades de Luiz Inacio Lula da Silva, complicando aún más la situación del ex presidente, condenado a nueve años y medio de cárcel por corrupción. La noticia sobre los embargos de activos se supo en la víspera de una jornada de movilización convocada por el Partido de los Trabajadores (PT) y grupos afines en apoyo del ex mandatario (2003-2010), que podría ver amenazada su eventual candidatura a las elecciones de octubre de 2018.   
Moro evaluó en 13,7 millones de reales (unos 4,3 millones de dólares) el monto de los bienes que deben ser bloqueados para “garantizar la reparación del daño”, por lo cual ordenó el embargo de tres apartamentos, un terreno y dos automóviles del ex mandatario, así como de sus cuentas bancarias, en las cuales se hallaban depositados más de 600.000 reales. 
Los bienes y valores bloqueados no serán transferidos a los cofres públicos hasta que una segunda instancia judicial confirme la condena, informó el tribunal.

“Con estas medidas, la situación criminal de Lula se complica un poco más, pero no la electoral”,  dijo Daniel Falcao, profesor de Derecho de la Universidad de San Pablo, al recordar que el futuro político del ex mandatario depende de la ratificación de su condena. Según la acusación, Lula es el propietario de un apartamento tríplex en el balneario de Guarujá ofrecido por la constructora OAS a cambio de su influencia para obtener contratos en Petrobras. Lula niega ser propietario del inmueble.
Los abogados de Lula calificaron el bloqueo de “ilegal”, afirmaron que “perjudica la subsistencia” del ex presidente, de su familia y que impugnarán la decisión. 
“Después de condenar a Lula sin pruebas, de propagar mentiras y contradecir su propia sentencia, el juez Sergio Moro decidió vengarse de un inocente”, afirmó el PT en un comunicado. 
El líder de la izquierda, de 71 años, colgó en las redes sociales un video en el que aparece ejercitándose: corre en una cinta, levanta pesas y se toma la presión mientras aconseja “a todo el mundo moverse. Caminar un poco. No por una cuestión de belleza estética ni para sacar músculos, sino por una cuestión de salud”, afirmó. Lula aseguró que no existen pruebas en su contra y atribuyó la sentencia a una estrategia para sacarlo del mapa electoral y para enterrar el proyecto político del PT. 
Según las encuestas, previas a su condena, el ícono de la izquierda es favorito para ganar las elecciones de 2018. El PT cerró en 2016 un ciclo de trece años de gobierno cuando la sucesora de Lula, Dilma Rousseff, fue destituida por el Congreso acusada de manipular las cuentas públicas, y reemplazada por su vicepresidente, el conservador, Michel Temer.  
Análisis crítico 
“La derecha brasileña ha engendrado el golpe en contra de los gobiernos del PT, pero ahora no sabe qué hacer con su Gobierno. La izquierda ha producido a Lula y la derecha no sabe qué hacer con Lula. La derecha no sabe si intenta seguir con Temer como presidente o si encara la delicada operación de sustituirlo. Muchos sectores de la derecha brasileña ya consideran a Temer un cadáver político, pero su mal olor no ha sido hasta ahora suficiente para que se genere una nueva unidad entre los golpistas para sustituirlo. Con Lula también la derecha no sabe qué hacer. Puede intentar condenarlo, con el riesgo de hacerlo todavía más popular y objeto de apoyo aún más generalizado en el país, como víctima de un proceso sin fundamento ni pruebas. Y con el riesgo de no lograr mantener la condena y el tiro salir por la culata, de la peor manera para la derecha brasileña. O tener que enfrentar a Lula como candidato, con todas las posibilidades de perder de nuevo”, según las reflexiones del politólogo Emir Sader. 
“La derecha, muy incomodada, siempre tendrá que referirse a Lula, como su mayor enemigo. La izquierda, como su líder fundamental. Los medios, como la figura más conocida y reconocida en Brasil. El pueblo brasileño, porque deposita en él su esperanza y la confianza de volver a conquistar sus derechos y su autoestima. La historia brasileña sigue y Lula tendrá en ella siempre un rol fundamental. Si como candidato tiene todas las posibilidades de ganar de nuevo y, como él dice, hacer más y mejor en el Gobierno. Si quedase impedido de candidatearse, dirigirá a las fuerzas de la izquierda en sus combates futuros. No se puede aprisionar a la esperanza, no se puede condenar a la voluntad del pueblo de retomar el camino de las transformaciones democráticas en Brasil. La historia no cabe en una sentencia arbitraria de un juez fantoche de la derecha y del imperio. El destino de Brasil no cabe en las campañas de los medios oligárquicos”, al decir del pensador del vecino país.
“Hoy la gran mayoría ya considera, de nuevo, la cuestión social como la más importante del país. El rechazo al paquete cruel de proyectos del gobierno de Temer es aplastante y, con él, el incremento del apoyo a Lula, como contraposición a todos los derechos que se está quitando del pueblo. La ilusión de que jurídicamente la derecha puede abolir la imagen de Lula de la cabeza de las personas y del propio Lula como líder político y de masas de la historia de Brasil es eso: una ilusión. Él soporta cualquier sentencia, cualquier acusación sin pruebas, pero la vida real es distinta. El país real se hace con conciencia política, con lucha por los derechos sociales y por la democracia. En el país real, Lula tiene un lugar fundamental en la historia pasada, presente y futura de Brasil. La falta de credibilidad de la ciudadanía hacia la clase política se incrementa con cada una de las denuncias de corrupción que salen a la luz a diario”, finalizó el doctor en Ciencia Política.

Demostración de fuerza

El ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva pretendió el pasado jueves cosechar apoyo popular en las calles en las movilizaciones convocadas por el Partido de los Trabajadores (PT) para defender a su líder y gran esperanza electoral, condenado a casi diez años de cárcel por corrupción. Aunque la convocatoria no fue masiva. Activo tras dictarse la sentencia la semana pasada, el propio Lula (2003-2010) y su sucesora Dilma Rousseff (2011-2016) participaron en la concentración prevista en San Pablo.
Con este acto en el corazón de la capital financiera del país, la formación izquierdista, que llamó junto a otros movimientos sociales a manifestarse “Con Lula por la democracia”, esperaba realizar una demostración de fuerza, bajo el impulso de las declaraciones del ex mandatario.
“Nadie en este país en toda la historia sufrió la masacre diaria que sufro yo todos los días”, afirmó Lula en un diálogo con periodistas transmitido por internet.
Lula fue condenado por el juez Sergio Moro a nueve años y medio de cárcel como propietario de un apartamento tríplex en el balneario de Guarujá (Sao Paulo), ofrecido por la constructora OAS a cambio de su influencia para obtener contratos en Petrobras.
El líder de la izquierda latinoamericana negó ser propietario del inmueble. Por decisión de Moro, puede esperar en libertad el fallo de su apelación, que de confirmarse podría impedirle presentar su candidatura en las presidenciales de octubre de 2018.
El magistrado de Curitiba, a cargo de la primera instancia en la Operación Lava Jato que investiga sobornos la petrolera estatal, ordenó además el bloqueo de bienes bancarios y propiedades del ex presidente. Lo citó a declarar, probablemente por videoconferencia, el próximo 13 de septiembre en otra de las cinco causas abiertas en su contra.
Según el PT, Moro quiso “vengarse de un inocente”.
Lula es favorito en los sondeos, pero también es el político con mayor rechazo entre los precandidatos: el salvador de los pobres para algunos o el líder de la red corrupta en Petrobras para otros.



Sentencian que el Lava Jato no retrocederá
La pesquisa sobre corrupción contra políticos y empresarios de Brasil continuará con fuerza, incluso después de que el presidente Michel Temer se vio involucrado, aseguraron el Ministro de Justicia y el Procurador General del país.
El ministro de Justicia, Torquato Jardim, dijo que la enorme investigación operación Lava Jato es una victoria para los brasileños.  
“Es imparable”, señaló. “Lo que se necesite hacer se hará bajo la Constitución y las leyes”. Por su parte, el procurador general de Brasil, Rodrigo Janot, expresó que el país no tolerará un regreso al sistema que estaba antes de que comenzara la investigación. “Los brasileños están alerta ahora”, señaló.
El 26 de junio de este año Temer se convirtió en el primer presidente en turno en ser acusado formalmente por corrupción. El despacho de Janot lo acusó de aceptar sobornos.
Sin embargo, para que el caso sobre el Presidente pueda avanzar es necesario que cuente con la aprobación del Congreso, y algunos legisladores también se han visto involucrados en la investigación. La Cámara de Diputados de Brasil votará en agosto si Temer debe o no ser acusado.
Aunque ambos funcionarios están de acuerdo en continuar con las investigaciones, Jardim y Janot desempeñan papeles diferentes pero complementarios. 
La oficina de Jardim financia a los investigadores que trabajan en la oficina independiente de la procuraduría, y el procurador (Janot) es el encargado de autorizar los cargos.
El Ministerio de Justicia forma parte del gabinete presidencial, y como tal, asesora al Presidente sobre políticas de Justicia Penal, aplicación de la ley y el sistema judicial, pero un abogado personal aconseja a Temer sobre sus cargos de corrupción.     Janot indicó que él podría preparar una segunda ronda de cargos contra Temer. Cuando se le preguntó a Jardim sobre esa posibilidad, el ministro de Justicia dijo que si eso llegara a pasar, el gobierno “verá lo que tenemos que hacer. Primero hay que ver qué pasa”.
 Temer es el tercer presidente consecutivo de Brasil que tiene problemas con la ley.  El ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva fue condenado la semana pasada por corrupción y lavado de dinero como parte de la misma investigación en la que Temer está involucrado.
El miércoles, el Banco Central de Brasil congeló cuatro cuentas de Lula debido a su sentencia.
La sucesora de Lula y predecesora de Temer, Dilma Rousseff, fue destituida por un cambio ilegal en el presupuesto, el cual no está relacionado con la investigación. Janot hizo sus comentarios en el Atlantic Council mientras que Jardim habló en el Wilson Center, ambos centros de estudios en Washington.
Janot asiste a reuniones sobre la colaboración internacional en investigaciones de corrupción.