Conmoción en el barrio Palomar por el ataque a una estudiante

Domingo 25 de febrero de 2018
Mientras la comunidad permanece conmocionada ante la confirmación de que un solo hombre abusó sexualmente de tres universitarias de esta ciudad y hasta asesinó a una de ellas en el barrio El Palomar, un nuevo ataque ocurrido el sábado a la noche dejó al borde de la muerte a otra estudiante posadeña y puso en foco el riesgo latente que significa caminar por algunas calles de esa zona de la capital.
La víctima es una joven de 23 años y estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Misiones (Unam). Se presume que al menos tres hombres la golpearon salvajemente para poder cometer el abuso mientras caminaba por la calle Líbano, entre Pedro Méndez y Rebollo, rumbo a la casa de una compañera de facultad. 
Completamente ensangrentada y al borde del desmayo, se refugió en la galería de una vivienda. La dueña de casa escuchó sus gritos y alertó a la Policía, momento en que los atacantes escaparon.
La estudiante fue sometida a diversos estudios médicos. Por su estado no recuerda qué pasó pero los exámenes ginecológicos detectaron en su zona íntima una pequeña laceración sangrante compatible con una penetración forzada, por lo que preventivamente se le suministró el kit de profilaxis para casos de abuso. En paralelo, tomaron muestras mediante hisopados vaginales que serán analizados para confirmar o descartar la presencia de rastros genéticos de terceros. 
Más allá de eso, su estado sigue siendo delicado producto de un traumatismo de cráneo que motivó su intervención quirúrgica. 

Salvajismo
En el hospital Madariaga hablan de un milagro. Es que el salvajismo de los delincuentes fue tal que en la parte interior del muro de la galería donde la víctima trató de refugiarse quedó impregnada una mancha de sangre y en el piso, otras dos de igual tenor. Los peritos científicos también detectaron vómito y levantaron muestras para saber si pertenece a la chica o a alguno de sus atacantes.
La secuencia se inició alrededor de las 23.30 del viernes. De acuerdo al testimonio de los vecinos de la cuadra, se pudo reconstruir que la estudiante se bajó del colectivo y caminó alrededor de dos cuadras hasta que, a la altura del 2.800 de la calle Líbano, fue abordada. 
Por lo que habría contado la chica a los uniformados que la asistieron después del ataque, luego de forcejear pudo zafar y corrió algunos metros hasta la casa ubicada al 2.852. Es la única que tiene un muro a media altura y rejas bajas, por lo que ingresó a la galería pero los sujetos la siguieron, sin dejar de agredirla físicamente. En ese contexto, habría ocurrido el presunto ataque que lesionó sus partes intimas y potenció la sospecha del abuso.
No precisó si estaban armados, pero dijo que uno pretendía sacarle la mochila y otros golpeaban su cabeza contra el muro. En medio de eso, los gritos desesperados despertaron a la dueña de casa que,  ni bien se asomó, observó la escena e inmediatamente advirtió a una vecina para que llamase a la Policía. En ese lapso, los sujetos escaparon, por lo que no llegó a ver cuántos eran o sus rostros.
Una vez que las patrullas llegaron, asistieron a la universitaria en el lugar y le tomaron declaración hasta que llegó la ambulancia. Desde que fue internada en el Madariaga permanece en el área de terapia intensiva bajo estrictos cuidados médicos.    

Intervención clave
Todavía afectada por la experiencia, María Elsa (72) aceptó charlar con este matutino mientras los peritos científicos prácticamente intervinieron su galería, levantando muestras que serán analizadas. Su acción fue clave para salvar la vida de la estudiante. “Eran las 23.30. Temprano. No puedo creer que se animen a tanto los salvajes estos”, arrancó diciendo. 
“Estaba encerrada, en eso escucho un golpe contra la pared seguido de gemidos y llantos. Pensé que era un perro, sonaba así. Por eso abrí despacio la puerta y me quedé paralizada al ver a la chica tirada toda ensangrentada. Reaccioné llamando a mi vecina para que avise al 911”, continuó. 
Ella y su vecina fueron las primeras en asistirla, hasta que “misteriosamente apareció un hombre que hablaba con ella, le decía: ‘Quedate tranquila, quedate tranquila, ¿qué te pasó?’ Pero quién era no sé, después se fue y no lo vimos más”. 
Sobre el estado de la estudiante, reconoció que “estaba muy golpeada, tenía hundida la cabeza y, si bien estaba sentada, en un momento se dejó caer sobre el piso casi por desmayarse. Perdió mucha sangre y por lo que nos enteramos está muy grave. Pobrecita”.
María Elsa no tiene dudas de que la víctima buscó refugio en su galería, pero los investigadores van detrás de la hipótesis de que fue llevada a ese lugar con intenciones de abusarla sexualmente. 

Pericias y demoras
Ayer a la mañana, un grupo de peritos y bioquímicos regresó a la escena para levantar muestras. El análisis de esos elementos puede orientar la búsqueda de sospechosos, en la cual participan el Comando Uno, la Dirección de Investigaciones Complejas y Unidades Especiales. 
Según se pudo saber, durante la  víspera hubo seis personas demoradas, pero sólo dos de ellas continuaban anoche privadas de su libertad en averiguación del hecho.  Las fuentes indicaron que estos últimos son conocidos en el vecindario, dormirían en un baldío de calle España y al menos uno de ellos ya había sido detenido una vez por disturbios en la zona. 
En el caso interviene el Juzgado de Instrucción Seis, a cargo del magistrado Ricardo Balor.