Comienza el juicio político para Dilma, quien lo define como golpe

Jueves 25 de agosto de 2016
El gigante sudamericano está polarizado a causa del impeachment
Tan sólo unos días después de la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Río, los senadores brasileños están a punto de decidir si destituirán permanentemente a la presidenta Dilma Rousseff, el punto más álgido de una prolongada batalla política que ha expuesto una profunda polarización en el país más grande de América Latina.
Varios días de deliberaciones, incluido un discurso a los legisladores pronunciado por la misma Rousseff, culminarán en una votación definitiva a principios de la próxima semana.
Noqueado por escándalos de corrupción, el Partido de los Trabajadores (PT), la agrupación de Lula y de Dilma Rousseff, está a punto de caer de forma traumática después de trece años en el poder de Brasil.
Un inesperado fin de gobierno para un partido que nació de la mano del carismático dirigente sindical Luiz Inácio Lula da Silva en las huelgas de las fábricas en San Pablo a fines de los 80 y se convirtió poco después en la promesa de cambio.
Ahora, este partido de izquierda deberá trazar una clara estrategia si quiere volver al ruedo en 2018.
El PT "ha perdido el apoyo de la prensa, de la opinión pública, de la clase media ilustrada", destacó Adriano Codato, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Federal de Paraná.
Rousseff se convirtió en la primera mujer presidenta de Brasil con un legado bendito de Lula: un respaldo popular de más del 80% y una economía pujante, que sacó a 40 millones de brasileños de la miseria.
Pero hoy, el Senado brasileño inicia el voto para decidir si la presidenta, suspendida del poder, es destituida por acusaciones de haber maquillado las cuentas públicas, una práctica bastante frecuente de los gobiernos brasileños.
Y nadie duda de que el "Fora Dilma" que sonó tanto en las calles brasileñas será pronto una realidad.
Entre 58 y 61 senadores están dispuestos a votar contra la presidenta, según los sondeos. Bastante más del mínimo de dos tercios requerido.
El "boom" económico de Brasil, que fue motor de crecimiento para la región, comenzó a desmoronarse durante el primer gobierno de Rousseff. Ahora el país está sumido en una profunda recesión, un desempleo que afecta a más de 11 millones de personas, una inflación disparada y un escándalo de corrupción que sacude a toda la clase política.
Muchos critican que Dilma, de 68 años, no supo hacer ni autocrítica ni las reformas necesarias para salir de la crisis y que hace tiempo perdió contacto con sus bases y la sociedad brasileña.
Sin embargo, para muchos emblemáticos seguidores del PT todo esto fue una estrategia para sacar del poder a este partido de referencia de la izquierda.
Rousseff, quien padeció las peores torturas bajo la dictadura brasileña (1964-85), insiste en que es "inocente" y que es víctima de "un golpe de Estado", orquestado por su exvice de centroderecha, Michel Temer, su compañero de fórmula en las dos elecciones presidenciales que ganó.