Christine, la que amanece sin ningún recuerdo

Domingo 1 de marzo de 2015
Víctima de un raro accidente -según cree-, Christine (Nicole Kidman) padece un extraño caso de amnesia. Cada mañana descubre que su memoria ha desaparecido. No sabe quién es, no reconoce el lugar donde está ni al hombre que ha dormido a su lado y dice ser Ben, su marido, el mismo que le explica que todo lo que su memoria pueda acopiar durante la jornada que se inicia se disolverá otra vez durante el sueño, de modo que mañana volverá a despertarse en la misma desesperante condición de vacío.
Así dependerá otra vez de él para saber del mal que la aqueja, y de los recursos con que cuenta para arreglárselas cuando queda sola: por ejemplo, fotos que ilustran su pasado o carteles que resumen la mínima información sobre ella misma necesaria para hacer frente a la realidad de cada día; desde sus alergias hasta las tareas en las que podrá ocupar sus horas.
Pero no es ésa la única ayuda que le acercan. Cuando Ben se va a trabajar, llega la llamada del doctor Nasch, un neuropsiquiatra que le cuenta que ha estado tratándola en secreto durante semanas, le ha recomendado llevar una suerte de diario grabado -un sucedáneo de la memoria ausente- y le ha dado otra explicación acerca del origen de su amnesia: no fue un accidente, sino la feroz golpiza que alguien descargó sobre ella como remate de un ataque sexual. La pobre Christine no sabe a quién creerle y el espectador tampoco, porque para eso se deslizan sospechas sobre los dos, indica parte de la crítica publicada por Fernando López para La Nación.
La duda de la protagonista será clave para resolver el misterio de quiénes son en realidad los que la rodean.