Buscan anular la sentencia de muerte de paraguaya en China

Lunes 26 de enero de 2015
Por la vida. | La familia de Rosalía lleva adelante una campaña por su liberación. | Foto: AP
Rosalía Amarilla ingresó al imponente edificio central del moderno aeropuerto de Pekín en la tarde del 24 de julio del 2012 y llevaba consigo poco más de tres kilo y medio de cocaína que tenía escondida en su ropa interior.
Un conocido llamado Carlos le había dado a esta paraguaya de 31 años la ropa interior llena de droga para que viajase a San Pablo y de allí a Pekín, con una escala en Doha (Qatar). Las autoridades la atraparon antes de que pudiera encontrarse con dos chinos que la esperaban afuera del aeropuerto.
Tantos fiscales como abogados defensores coinciden en que eso fue lo que sucedió con esta vendedora de ropa que terminó presa en un país lejano, esperando ser ejecutada por tráfico de drogas.
Las autoridades paraguayas y defensores de los derechos humanos dicen que Amarilla fue obligada a transportar la droga y que no debería ser ejecutada.
Su caso cobró prominencia en su país y generó polémicas internacionales.
Senadores paraguayos firmaron una carta exigiendo su liberación y amigos y ex compañeras de la escuela secundaria desfilaron por las calles de Asunción pidiendo que la enviasen de vuelta a Paraguay. El canciller paraguayo planteó el caso de Amarilla a su colega chino durante una reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en Pekín a comienzos de este mes, según el Ministerio de Relaciones exteriores paraguayo.
Santiago Fiorio, del departamento de derechos humanos de la Cancillería, dijo que los chinos informaron que sus tribunales reconsiderarán el caso en julio. La Cancillería de China agregó en un comunicado que la Corta Suprema de Pekín aprobó una postergación de dos años de la ejecución en julio del 2013. Las autoridades judiciales chinas a menudo conmutan las condenas a muerte y disponen prisión perpetua u otros castigos en su lugar. El defensor de oficio de Amarilla en Pekín, Bai Baoli, se negó a hablar del caso.

Denuncia de trata
En Paraguay, la hermana mayor de Rosalía, Patricia, dijo que su familia espera que la campaña a favor de la mujer sacará a la luz no sólo su caso sino los de otras mujeres paraguayas que fueron obligadas a hacer de "mulas" por traficantes internacionales, generalmente bajo amenazas.
"Una señora que nosotros no conocimos le había hablado de una feria en la que podría conseguir ropa barata en Brasil, para abrir después una tienda en Paraguay", recordó Amarilla.
El 14 de julio de 2012, Rosalía dejó a su hijo en la vivienda del padre, con quien compartía la custodia del pequeño, asegurando que volvería a buscarlo al cabo de tres días y que estaría en casa de una amiga, pero sin mencionar que fuera a viajar a Brasil.
Cuatro días después, Rosalía llamó a su familia desde una cabina telefónica en Brasil, para contarles que había decidido viajar "por sorpresa" al país, y que regresaría en los próximos días. Fue la última vez que pudieron contactar con ella.
Tres meses más tarde, la madre de Rosalía recibió una llamada desde un número oculto, en la que una voz masculina con acento extranjero le comunicaba que su hija se encontraba bien de salud, y que estaba recluida en una prisión de China.
El hombre, que dijo ser colombiano, se identificó como el tío de una mujer que compartía celda con Rosalía en una prisión industrial de Pekín, relató su hermana.
La madre de Rosalía dio entonces parte a la Fiscalía paraguaya, que pidió ayuda a los consulados de los países vecinos para tratar el caso, dado que Paraguay carece de relaciones diplomáticas con la China continental.
A través del consulado argentino, la familia se enteró de que Rosalía había sido retenida en el aeropuerto de Pekín diez días más tarde de salir de Paraguay, con 3,6 kilogramos de cocaína escondida en su ropa interior.

Problema grave y peligroso
Elba Núñez, coordinadora regional de Cladem, una red que defiende los derechos de las mujeres latinoamericanas y del Caribe, dijo que no se sabe cuántas mujeres corren la misma suerte que Amarilla, pero afirmó que los paraguayos en particular tienen "un problema grave y muy peligroso". Desde la Cancillería indicaron que “hay unos 3.000 paraguayos en cárceles extranjeras”, pero no se sabe qué porcentaje había sido condenado por tráfico de drogas. China es el país que ejecuta al mayor número de condenados en el mundo, ya que aplicó la pena de muerte a 2.400 personas en 2013, reveló una ONG de ese país.