Acusan a tres misioneros de hurtar combustible de camiones cisterna

Domingo 23 de julio de 2017

Era de esos negocios a los que se los califica como 'redondos'. Las ganancias, se calculan, eran cuantiosas, el accionar prácticamente no requería de mayores esfuerzos y nadie lograba darse cuenta del ilícito: el hurto de combustibles de camiones cisternas.
Esa es la trama en la que hoy están severamente involucrados al menos tres camioneros misioneros, acusados de integrar una organización delictiva que se dedicaba a sustraer combustible de los cisternas que conducían para luego revenderlos de manera ilegal.
Los hechos se produjeron en la localidad de Chajarí, Entre Ríos, donde los camioneros contaban con apoyo local, y en donde se habrían confirmado al menos cuatro maniobras delictivas registradas en los últimos ochos meses.

Según la información a la pudo acceder El Territorio, en el expediente que se lleva adelante por esta causa en la Fiscalía de Chajarí, a cargo de Maximiliano Larocca Rees, hay tres misioneros implicados, los cuales fueron identificados como Eduardo R. (54), Pablo Rodolfo G. (40) y Manuel Alberto R. (48), todos oriundos de la localidad de Oberá y empleados de  una conocida empresa local de transporte y logística.
Sin embargo, eso no es todo, ya que en la causa también está involucrado Héctor Juan M. (45), cuya finca era utilizada para la descarga del combustible robado, su almacenamiento y posterior comercialización clandestina. Todos registran entonces una causa abierta por hurto agravado y defraudación, siendo los misioneros considerados como autores de los mencionados delitos y el entrerriano encuadraría en la figura de partícipe necesario dado su aporte esencial para la comisión de los hechos.
De acuerdo a lo que se pudo reconstruir, los hechos eran cometidos en un predio ubicado sobre la colectora de la autovía de la ruta nacional 14, a la altura del kilómetro 335, en Colonia Brambilla, departamento de Federación y a unos cinco kilómetros del casco urbano de Chajarí.
Los camiones que venían de Misiones ingresaban, se ocultaban detrás de un inmenso muro perimetral y las personas que allí estaban presentes abrían la boca de expendio de los cisternas y sustraían casi 100 litros de combustible que eran depositados en barriles o tanques de amplia capacidad. Luego, egresaban del predio por otro camino y continuaban su marcha como si nada hubiera ocurrido.
La fiscalía interviniente tiene por acreditado al menos dos hechos concretados bajo esta modalidad y otros dos que lograron ser evitados.
De esta forma, en el expediente consta que el primer caso habría sido ejecutado el 9 de diciembre del año pasado a las 21.30, aproximadamente, cuando Eduardo R. ingresó al lugar a bordo de un camión cisterna y allí lo esperaba Héctor M., quien procedió a sustraer el combustible.
La situación de repitió meses después, el 6 de febrero de 2017 a las 21.15, pero con diferentes actores. Esta vez, al falso galpón ingresó Manuel Alberto R., camionero que el 7 de julio último, a las 19, repitió el accionar y fue en esa instancia que terminó siendo detenido durante un allanamiento sorpresa ejecutado por la Policía de Entre Ríos.
En esa ocasión, Héctor M. no estaba en el predio y su función era cumplida entonces por un adolescente de 17 años identificado como Walter Hernán, el cual también quedó implicado en la investigación.
Sin embargo, eso no fue todo ya a las 21.57, mientras la Policía requisaba el predio, al lugar ingresó otro camión, el cual en esa oportunidad era conducido por el tercer involucrado: Pablo G., que iba en compañía de otro misionero cuya vinculación con los hechos aún se investiga.
De esa forma, el procedimiento ordenado por la Fiscalía y llevado adelante por la Policía resultó siendo un rotundo éxito. En el lugar se secuestraron innumerables cantidades de bidones, barrilles y tanques con capacidades para guardar entre diez y 200 litros de combustible cada uno, como así también una imponente cantidad de herramientas exclusivas para la carga y descarga de los combustibles, como ser mangueras especiales, cañerías y bombas de alta potencia, además de 24.000 pesos en efectivo.
Fuentes consultadas indicaron que se estima que la banda hurtaba entre 80 y 100 litros de combustible por camión, faltante que es difícil de detectar en los arqueos finales, dado que en esta clase de transporte siempre existe una pequeña porción de combustible que se termina evaporando durante los largos viajes producto del calor al cual van expuestos en determinadas ocasiones.
Asimismo, señalaron que por lo tanto también es complicado determinar con exactitud las ganancias que estos hechos significaron para la banda como así también las pérdidas para la empresa, pero en lo que sí coincidieron las fuentes fue en asegurar que la pesquisa todavía no está cerrada, ya que detrás de esta punta del ovillo se esconden los compradores del combustible obtenido ilegalmente y en donde incluso podrían estar involucrados grandes empresas de Entre Ríos.
Para esto último será fundamental el resultado que se obtengan de las pericias que ordenaron realizar sobre los teléfonos celulares secuestrados en poder de todos los implicados.

Industria del juicio

La Justicia de Entre Ríos después de una investigación de varios meses desbarató una organización que actuaba en la zona desde hace tiempo. La fachada que habían montado en la ruta para que entraran y salieran los camiones para robar parte de la carga, habla de una logística pensada y afinada para el delito.
En esta investigación quedó en evidencia el daño económico, millonario, que se le produjo a una empresa en particular. Nada impide imaginar que el mismo método se usó con otros transportistas. Eso seguramente será materia de investigación.
Los choferes misioneros están imputados bajo investigación en la justicia de Entre Ríos. Según el expediente, fueron sorprendidos in fraganti, además hay fotografías, y habría horas de escuchas telefónicas, que permitieron a la Fiscalía penal, reconstruir en detalle toda la operatoria. Aún así, uno de los camioneros, decidió iniciar una demanda laboral a la empresa por despido sin justa causa.